‘Venganza en Tierra Firme’ de Leticia Tello, una historia de piratas con perspectiva de género.

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Leticia Tello
Leticia Tello

El sello editorial de Grijalbo ha publicado recientemente Venganza en Tierra Firme de Leticia Tello, una novela sobre la edad dorada de la piratería, aunque bastante diferente de lo que el mercado suele deparar. Para empezar, el rigor histórico es el rasgo más cuidado de la novela, que se aleja de la visión idílica de la figura de los piratas.

Las historias de piratas son siempre fascinantes, es una apuesta sobre seguro a la hora de escribir. Ahora bien, también se corre el riesgo de saturar al lector con lugares ya más que visitados e historias cuyo final podemos incluso anticipar. No es este el caso de Venganza en Tierra Firme, obra de la escritora bilbaína Leticia Tello, ni por la trama escogida, ni por su protagonista ni por la ubicación misma.

El territorio de Tierra Firme fue el nombre que se dio entre los siglos XV y XIX a lo que hoy serían Venezuela, Colombia y el istmo de Panamá, y aquí es donde se centra la historia de esta particular historia de aventuras, con perspectiva de género, que retrata una imagen diferente de la figura de los piratas: «Por supuesto que en la literatura encontramos muchas historias de piratas, pero no son realistas: generalmente reflejan una imagen distorsionada y blanqueada de lo que realmente fueron estos criminales. Así que lo que más he echado en falta sería eso: rigor histórico, tanto de la piratería como de la presencia española en América. Quería escribir un libro ambientado en el Caribe, durante el siglo de oro de la piratería y protagonizado por una mujer; y también quería desterrar en él todos los mitos que la cultura popular ha sembrado alrededor tanto de la piratería como de la presencia española en América, la llamada leyenda negra», asegura Tello.

Venganza en Tierra Firme, que ha sido publicada por el sello editorial de Grijalbo, narra las aventuras de un misterioso capitán de navío llamado Ponce Baena, que al mando de un galeón inglés recorre el Caribe en búsqueda de un peligroso enemigo. Pocas cosas en Baena, al que llaman el Berberisco, son lo que parecen ser, y su némesis no es menos misterioso: un pirata sanguinario conocido como el Olonés, y del que se dice que fue el más cruel navegante de aquellos mares. «Se cuenta que arrancaba el corazón a sus víctimas antes de que estas muriesen», asevera la autora.

Venganza en Tierra Firme
Venganza en Tierra Firme

Un aspecto que convierte a esta novela en algo diferente es el rigor histórico, un elemento muy cuidado por Leticia Tello, tanto que incluso el léxico que emplean sus personajes está especialmente cuidado para resultar coherente con la época y el lugar que ocupan. «Para mí, un elemento primordial de la novela histórica es el rigor histórico. En este aspecto hay de todo, los que se lo pasan por el forro y abrazan la leyenda negra porque eso ayuda a vender libros y los que se lo toman en serio y crean maravillas. Pero en general, considero que en España tenemos muy buenos autores de histórica». Sobre el proceso de documentación, la bilbaína confiesa que fue arduo, que en algunos momentos fue especialmente difícil, pero que le reportó conocimientos muy útiles: «Aprendí muchísimo y de todo: de la piratería, de la época, de la moda, la higiene, las costumbres, de cómo se administraban las colonias de Ultramar… Pero, sobre todo, de barcos: los nombres de cada mástil y vela, secciones en las que se dividen, las normas a bordo, la vida cotidiana… y, en general, mucho vocabulario náutico», asegura. Y añade: «Del Quijote, por ejemplo, saqué muchísimas expresiones y refranes del s. XVII».

Tal vez haya pasado un tanto desapercibido algo que hemos comentado al principio, que esta es una novela escrita con perspectiva de género. No quiero hacer ningún spoiler innecesario, pero hay una protagonista femenina bastante fuerte, Carolina Arroyuelo, una joven educada al margen de las convenciones sociales y que cumple un papel que no es muy frecuente en este tipo de novelas.

Con todo, Leticia Tello asegura que había más mujeres como ella de lo que nos han contado: «No era para nada impensable que una mujer hiciese ese tipo de cosas en la época. Mujeres de “rompe y rasga”, a pesar de suponer una minoría, eran más frecuentes de lo que comúnmente podemos pensar. Para muestra: Isabel de Barreto, adelantada, gobernadora y almirante; Antónia Rodrigues, mosquetera y capitana; Ana María de Soto, granadera (cargo muy prestigioso de la Marina), o María Estada, soldado que combatió junto a Hernán Cortés».

 

 

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