Entrevista a Jose Gil Romero y Goretti Irisarri, autores de ‘El enjambre’

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Jose Gil Romero
Jose Gil Romero y Goretti Irisarri,

“Para nosotros es vital entretener al lector, que no pueda parar de leer”

Cuando leímos La traductora pensamos que Elsa Braumann no era personaje de una sola novela. Afortunadamente, sus autores han venido a darnos la razón. Jose Gil Romero y Goretti Irisarri vuelven conEl enjambre y con la intención de no hacer una segunda parte, sino una aventura nueva, independiente, en la que Elsa Braumann, a la que adoran, vuelve a meterse en la boca del lobo. P. Se dice que el asesino siempre vuelve al lugar del crimen… y el escritor, se me ocurre, vuelve a esos personajes que creó y a los que no puede abandonar.

Goretti Irisarri. Tal cual: mira que hemos intentado escaparnos de Elsa Braumann, pero ella quería volver a existir. La pobre no sabía lo que le esperaba: la hemos sumergido entre espías, traidores, submarinos, nazis…

P. ¿Es Elsa o son sus circunstancias, su tiempo, lo que os resulta difícil abandonar?

Jose Gil Romero. Un poco las dos cosas: Elsa y su tiempo. La época, tan dramática y tan negra, es muy jugosa en términos narrativos; y por otro lado, encontramos matices en Elsa que ni siquiera nosotros sabíamos que existían cuando escribimos La traductora. Ella había cumplido su arco en aquella primera aventura, pero aquí sigue creciendo, cambia, continúa su evolución.

P. El censor de vuestra novela ha de leer un texto que, poco a poco, lo transforma. ¿Es ese el poder de la literatura?

G.I. El franquismo sabía del enorme poder de los libros y por eso instaló un complejo sistema de censura, de quemas; de los llamados “infiernos” en las bibliotecas, para los libros prohibidos…. Teníamos curiosidad por explorar ese personaje del censor, necesariamente roto, torturado. Sabíamos que dentro de él había una grieta. Y en cuanto lee el manuscrito de Elsa, esa grieta se abre.

P. Por cierto, asoma en la novela un tal Irisarri. ¿Es familia?

G.I. Como la novela transcurre en Vigo, la ciudad de mi familia, y en esos años 40 mis abuelos eran dos parejas jóvenes todavía, los hicimos aparecer en un pequeño cameo. Me hizo muchísima ilusión, es una pequeña luz en la oscuridad de esa Galicia neblinosa.

P. Nos devolvéis a unos tiempos sombríos a los que algunos nos quieren retrotraer. ¿Hay alguna intención, más allá de la meramente literaria, en la elección de la época de vuestra novela (y de La traductora)?

G.I. Cada generación necesita revisitar el pasado para entenderse a sí misma. Todos hemos recibido de nuestras abuelas ese mensaje del hambre, esa obsesión por la comida, y también del miedo, aquello de mejor no significarse, el qué dirán… Es curioso que la pandemia resucitara todo ese miedo.

Jose Gil Romero
El Enjambre

P. Si algo destaca en vuestra labor literaria es el ritmo que imprimís a vuestro texto. ¿Cómo pautáis esa sucesión de efectos?

J.G.R. Pues lo cierto es que, a pesar de que parece que todo fluye y fluye sin más, resulta complejísimo. Es el resultado de un trabajo ingente de corrección y reescritura que nos lleva meses. Para nosotros es vital entretener al lector, que no pueda parar de leer.

P. ¿Podemos hablar de “novela de aventuras”? Pensaba yo en Elsa Braumann cruzándose con Indiana Jones…

J.G.R De hecho los lectores atentos encontrarán que hay una escena en la novela que se inspira directamente en Indiana Jones; incluso bautizamos a un personaje de cierta manera, en homenaje. Indiana y James Bond son dos referentes clarísimos para dos amantes del cine como nosotros, una verdadera inspiración.

P. Novela también de espías (Jones también sabe de esto). Sabemos que nunca han dejado de actuar, pero con una guerra en suelo europeo, no podemos dejar de pensar en que están por todas partes…

G.I. Aquel era el momento y el lugar perfecto para los espías. Estados Unidos estaba a punto de entrar en la guerra. Franco apoyaba a los nazis a la vez que jugaba a varias bandas. En Galicia convivían cónsules nazis, ingleses, americanos…, recalaban refugiados europeos desesperados que intentaban huir; y allí estaban también los buitres de la guerra, que comerciaban con suministros o el famoso wolfram. Un polvorín… y en medio de todos ellos: Elsa.

P. Madrina de lujo, Reyes Monforte. ¿Qué supone su recomendación?

J.G.R. Un lujazo, claro. Cuando la editorial se lo propuso, Reyes aceptó de mil amores: ya había leído La traductora en su momento y le había encantado. Apenas tardó unos días en leerse el manuscrito de El enjambre. Ha sido muy amable, muy generosa, y contar con el apoyo de una escritora tan consagrada resulta un espaldarazo.

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