Inmaculada Nocete Priego, autora de ‘Germinación’: «Mi novela transmite los dramas de la vida»

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Inmaculada Nocete Priego
Inmaculada Nocete Priego

El debut literario de Inmaculada Nocete Priego (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1990) no es una historia común, la verdad. En ella podemos encontrar referencias a la cultura clásica, los mitos y la filosofía griegos, así como referencias descarnadas al acoso escolar en un instituto. Asegura que ha escrito el libro que tenía en mente, sin dejarse influir por crítica ni exigencias de ningún tipo, y que confía en él como una madre que cree incondicionalmente en su hijo.

P. ¿Crees que la mitología y la cultura clásica, en definitiva, siguen siendo atractivas para el lector?

R. Cualquier cultura ha agrupado sus historias de carácter más maravilloso y sus tradiciones para  reflejar su carácter identitario. Las personas, en un afán de entender mejor la sociedad, de dar respuesta a lo inexplicable o simplemente por buscar cierto amparo divino, hemos recurrido a la veneración de las religiones, a la interpretación de los mitos y a la difusión de las leyendas. Si en nuestros tiempos seguimos creyendo en dioses, buscando respuesta en las enseñanzas de estas historias o, en cierto modo, contextualizando sus personajes es porque la mitología sigue siendo atractiva para las personas, lectores o no. Vienen a mi memoria ejemplos de estos guiños en series de éxito como The Witcher, Siren, Dark, Hilda, American Gods o Ragnarok. Desde mi punto de vista, siempre se rescatará la cultura clásica sin importar en qué década o período histórico nos encontremos por su gran utilidad ética y por el carácter regulador de las conductas de una sociedad.

P. ¿Qué tiene Germinación que no tenga ninguna otra obra que hayamos leído?

R. Germinación parece una única historia de matices sencillos pero excepcionales que se revela al
mercado editorial como un compendio de historias complejas e insólitas sobre los deseos más
profundos de nuestro corazón. Es un libro que causa sorpresa e inquietud por continuar la lectura e ir comprendiendo mejor las circunstancias más oscuras que pueden modelar el tratamiento de una
amistad, aparentemente inquebrantable, o nuestra propia personalidad.

Así, narra estas historias de amistad entre Juan y Europa, sufrimiento y amor con el resto de personajes desde dos líneas temporales bien definidas por diferente tipografía. En primer lugar, el accidente de motocicleta de la protagonista, que se llama Europa, en un presente que da paso al recuerdo infantil del pasado. A diferencia de la mayoría de obras, la novedad radica en la voz del presente, puesto que muy pocos libros usan o han usado la segunda persona del singular. La narración de este tiempo actual es guiada por el corazón y la transformación de esas experiencias de un grupo de adolescentes que en ese punto son adultos. Lo ocurrido en esa trama lo vivimos a la vez que los personajes porque es la voz de Europa, nuestra heroína, la que guía como un demiurgo la trama. Al ir relacionando las dos líneas, los personajes y sus historias como si viéramos una serie, considero que tal vez podríamos estar hablando de una narrativa cercana a la «metanovela» por tratar conflictos que van germinando como las semillas.

Finalmente, la novela se da a conocer como una flor que tiene que abrirse al mundo cuando ya hemos leído esa historia cruel de un pasado narrado en tercera persona del singular y con la comprensión de todo lo sucedido en ese presente. Creo que es una obra interesante porque, como os digo, mezcla de esta forma la tercera persona en ese tiempo pretérito y la segunda, que le aconseja a Europa en el tiempo actual. También creo que he trabajado una literatura inesperada y para nada idílica, homenajeando el estilo más complejo de obras más clásicas o incluso artificiosas, por la cantidad de secuencias descriptivas, poético-metafóricas y simbólicas. Me han llegado a decir que juego mucho con el lector y ese es mi propósito: no dar una literatura fácil y para que se deduzca el contenido en función de lo que vamos sintiendo al leer.

Inmaculada Nocete Priego
Germinación

P. Cuéntanos por qué Germinación debería ganar el Premio Talento de Caligrama.

R. Apología del deseo es un proyecto ambicioso que ha tardado más de quince años en hacerse realidad, más que nada porque me faltaban medios y porque cuando nació en la mente de una adolescente no tenía la formación necesaria. La evolución de la obra ha seguido las maneras de escribir «ovípara» y «vivípara» de las que nos hablaba Miguel de Unamuno en su teoría sobre este arte. Para empezar, el manuscrito original, que nació en el foro literario de Laura Gallego García, tenía esa frescura, espontaneidad, rebeldía y las faltas normativas propias de la escritura creativa o sin revisión. Tras mi formación filológica, los años pasaron volando en la búsqueda de la estabilidad profesional con una plaza como profesora. Cuando conseguí estas prioridades, por fin pude anotar ideas, pensar mejor la historia y comenzar con los cambios propios de la escritura más meditativa. Después de darle tantas vueltas y trabajarlo con la editorial Caligrama, el resultado satisfactorio es el de un libro maduro que brilla con la luz de la juventud.

Retomando la pregunta, Germinación, el primer volumen de Apología del deseo, ha demostrado ser una novela original que late sola y que transmite los dramas de la vida, usa un estilo cuidado, mezcla dos narraciones que se hacen comunes, los personajes son carismáticos y redondos, la trama se describe con bellas narraciones poéticas y disertaciones filosóficas del mundo helenístico para ayudarnos a entender también nuestro propio mundo. Además, la edición, junto con las ilustraciones, enaltece lo ya expuesto.

De dicha manera, creo firmemente en mi creación como la madre que apuesta por el hijo que ha salido de sus entrañas. Debería ganar el Premio Talento porque, en resumidas cuentas, no me he doblegado ante las opiniones o demandas de la sociedad. Mi libro tenía que ser único y crear emoción en el ánimo de los lectores para convertirse en un instrumento social que ayudase a aquellos que sí lo han sabido interpretar o que han estado a la altura de su nivel literario. Soy consciente de que compito con compañeros de la cantera Caligrama que destacan por otros puntos fuertes que podría no tener mi obra.

Sin embargo, todo lo que he deseado se ha cumplido por hacer un buen trabajo. Gané el Sello Talento, y el editor definió la novela como «un relato de iniciación de largo aliento». Y en estos momentos deseo ganar esos premios para la satisfacción personal de Juan, Europa y sus amigos.

P. ¿De qué estás más satisfecha como autora de Germinación?

R. Me gusta esta pregunta porque en el último año he vivido un cóctel de emociones al estar pendiente del final que quería darle al primer volumen y por estar trabajando el aspecto editorial. Cumplí lo que anhelaba el 14 de julio cuando, entre Carballo y Corme-Porto (La Coruña), puse el punto final a la obra. Aunque parezca irónico, tenía claro que, a diferencia de la historia original, la novela tenía que acabar, aparentemente, sin darle tanta relevancia a la protagonista. Ese día me emocioné mucho desde la soledad de la magnífica naturaleza gallega que me acogía con sus sonidos y colores. Lo celebré comiendo por primera vez percebes, por lo que siempre recordaré por partida doble ese día, estando ante mí un final en el que Europa pasaba desapercibida pero en el que aparecían homenajeados los deseos más profundos de su corazón, relacionados con sus padres y Juan.

A los pocos días, comencé el trabajo desconocido y duro del proceso editorial, en el que trabajas con
diferentes departamentos y profesionales que intentan descifrar cómo quiere el escritor que sea físicamente su creación. Lógicamente, tengo que destacar y nombrar a Caligrama por hacer realidad un proyecto de vida que me está haciendo muy feliz en este 2023. El resultado final del libro me deleita, y la vinculación con los lectores está siendo enriquecedora.

P. ¿Cuál es tu episodio mitológico favorito?

Me encanta el mito de Perséfone o Core con Hades, porque, dentro de la mitología y del tratamiento del amor entre dioses, considero que no hay historia más pura y estable que la que consiguió tener la doncella con su amante y con su madre. A diferencia de las mujeres de Zeus, ella alcanzó la dignidad y libertad para poder gobernar sus dominios con el mismo poder que su esposo.

Siendo raptada al igual que otras figuras femeninas de esta cultura, el sentimiento incondicional de Deméter, su madre, hacia la hija fue el que consiguió un pacto con el captor. La tristeza de la madre había mudado los campos en porciones de tierra estériles, así que a Zeus no le quedó otra que mandar a Hermes para auxiliarla y para llegar a un acuerdo con Hades y con ella. Hay distintas versiones del mito; una nos cuenta que ella comió voluntariamente semillas de granada como muestra del amor real hacia Hades, prometiendo compartir parte de su vida con su madre y la otra con él. De esta forma, la alegría de Deméter al verla hacía que los campos volvieran a florecer y a dar alimento, representando tiempos dichosos y cálidos como la primavera.

P. El personaje protagonista de tu libro, Europa, sufre un accidente y comienza un descenso a los abismos de sí misma, por así decirlo. ¿Cómo se te ocurrió ese viaje tan profundo, esa especie de Alicia en el país de las maravillas interior?

R. La catábasis y anábasis griegas, entendidas como ese descenso interior y ascenso después de matar a nuestros propios monstruos, ya existían en la historia original. Al ser una adolescente sin formación y al no haber dotado al manuscrito de esos matices clásicos, no tenía ni idea de que había conseguido a la perfección dividir mi libro en tres partes bien resueltas y explicadas gracias al saber helenístico. No obstante, siempre había sido una persona sensible, creativa y soñadora que había ejercitado en el colegio la memoria con el estudio y recitado de poesía. La explicación del mundo desde su lado más subjetivo y connotativo siempre lo he visto más importante que una lectura literal, objetiva y denotativa.

Desde muy pequeña me ha gustado analizar emociones, gestos o palabras y explicarlos gracias a las
palpitaciones de mi corazón o por simple intuición. Asimismo, continúo inventando lectura de
personalidades, manos o de astros por diversión adulta y ejercicio creativo. Desde que escribí el primer capítulo en el foro y planteé ese accidente de motocicleta, los sentimientos de la protagonista siempre han sido guiados por imágenes surrealistas, palabras grandilocuentes o descripciones más poéticas por el simple hecho de que esa sensibilidad artística forma parte de mi esencia y capacidades creadoras.

P. No he leído ningún otro libro que mezcle temas mitológicos, filosóficos, la temática juvenil de la vida en el instituto… ¿Cómo decidiste conjugar todo esto en Germinación?

R. El primer leitmotiv siempre fue el denunciar verdades incómodas que en la década del 2000 cualquier adolescente como Juan o Europa pudieran padecer (crisis económica, bullying silencioso,
descubrimiento de la sexualidad). Sin embargo, lo que quería contar, denunciar o liberar del paso del tiempo ya lo hice. Cuando me puse a trabajar en el manuscrito, más de quince años después, porque se había perdido, a esas imágenes extraordinarias y surrealistas les añadí la interpretación clásica de las mismas. Como adulta, pude ahondar mejor en la psicología de los personajes con esas disertaciones filosóficas y construirlos más completos y complejos. A Europa le añadí su amor, afición e incluso obsesión por estos mitos griegos; a Juan, la necesidad de progreso social, a Jorge o a Dimas, una oscura ambición…

Todos estos elementos se han conjugado porque en Germinación están mis dos personalidades: esa
más juvenil y fresca y la adulta, preocupada por el rigor y la claridad explicativa de los problemas.

P. En Germinación haces una reflexión sobre la forma de gestionar aquello que anhelamos, ¿podemos realmente escapar de los deseos de nuestro corazón?

R. No deberíamos escapar al primer impulso del corazón, lo que sí deberíamos es intentar gestionar con madurez sus consecuencias para tener claro si continuar alimentando su llama o dejar que se extinga.

Por ende, los personajes de Germinación son muy variados y se limitan a guerrear, que es una forma de superación personal, aunque muchos no consigan sus objetivos o interpretemos que se han desviado un poco del camino más correcto de la vida.

Los deseos son los que nos plantean batallas, y ninguna es más válida que otra, ningún personaje es
bueno o malo, y con la novela me gustaría que se entendiera que cada uno libra sus propias tormentas en el mar bravío de sus circunstancias. Todos quieren hacer realidad sus anhelos porque todo ser humano sueña con un mundo pleno y perfecto. Hay un interés por conseguir un objeto deseado que, dependiendo de cada sujeto, nos muestra caminos más alegres o frustrantes de amor, autoexploración, muerte o ambición. Al final, nos queda la resignación, la medicación de lo ocurrido. Nos preguntamos cómo hemos actuado por culpa de ese impulso que nos ha puesto delante todas las posibles salidas, pero en la que solo tenemos una elección vital. El deseo, no olvidemos, es un impulso irracional y que, gracias a esa catábasis, nos vamos a reconciliar con nuestro yo más puro del pasado. Se hace apología del deseo y con él tenemos que decidirnos, por ejemplo, entre el buen o el mal querer. Por lo que el mensaje fundamental es sobre el amor, entendido como el sentimiento hacia el otro, el cual no se podría concebir sin la defensa de las pasiones y la posterior renuncia de los impulsos deseados.

P. ¿A quién le debes más tu amor por los libros?

R. Ante todo, mi amor por los libros se lo debo a los propios libros que han sabido atraparme por una portada, por una reflexión, un personaje inspirador o por un mensaje evocador. En el mismo nivel, mis padres siempre han sido dos personas preocupadas por mi futuro y han intentado educarme rodeada de ellos. Siempre me han dicho que no hay nada más satisfactorio que ser alguien en la vida, tener don comunicativo y cultura. En mi casa siempre nos han rodeado los libros, encontrando un orden vital en el corazón del desorden por tantas estanterías con novelas, enciclopedias y manuales. Desde pequeña también he visto a mi padre leer y a mi madre anotar aquello que la motivaba. Anhelando ser profesora y escritora, estudié Filología Hispánica gracias a los consejos de mis profesoras de Lengua Castellana y Literatura. En pocas palabras, el primer acercamiento o flechazo más directo con este mundo se debe al seno familiar y al atractivo motivacional de lo que contiene un libro, sin olvidar que es la escuela la que también obra este milagro.

P. Empleas un lenguaje muy cuidado, ¿cómo de importante te parece esto en un libro?

R. El idioma es un organismo vivo que enferma y muere si no lo sabemos cuidar. A veces perseguimos las palabras y las condenamos a la extinción por nuevas demandas y necesidades comunicativas. Nos burlamos de las palabras de nuestros antepasados, las tachamos de arcaicas o de difíciles de pronunciar. Es un error maltratar un idioma tan rico y noble como es el español, que sabe reflejar todos los tiempos por los que nuestro pueblo ha pasado.

Como profesora de Lengua, opino que el lenguaje tiene que ser accesible a todo el mundo sin tener que caer en la vulgaridad o en la simpleza. Cada lector debe saber dirigirse a un libro por propio interés y por la temática que le agrada, siendo consciente de su nivel cultural o del léxico que posee. La formación que tengo como filóloga tal vez ha conformado este pensamiento y el de la justificación de la lectura de los clásicos como lo haría Italo Calvino.

Según lo confesado, no me agrada una literatura vacía y necia que empobrece el lenguaje, la mente y los corazones. Yo he escrito una novela valiente, sensible y con personajes eruditos y me encantaría que los lectores le dieran una oportunidad sin juzgarla por su número de páginas o por una palabra que no se entienda.

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