Entrevista a Borja Fernández, autor de ‘2100: Una historia del futuro’.

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Borja Fernández
Borja Fernández

La transición energética se tiene que realizar cuanto antes y, en esto, en España, nos hemos puesto las pilas”

Borja Fernández (Gijón, 1992), perfila el escenario que vivirán nuestros nietos en su último libro, 2100: Una historia del futuro (HarperCollins Ibérica). Un futuro lleno de incertidumbre pero sobre todo, de una mirada esperanzadora y positiva que nos ayuda a entender las grandes revoluciones que se encuentran a la vuelta de la esquina.

P. No podemos empezar la entrevista sin preguntarte por el conflicto entre Rusia y Ucrania. ¿Qué repercusión tendrá en el mundo esta guerra y qué futuro le depara a Ucrania?

R. Sin duda habrá dos consecuencias principales derivadas de este conflicto. La primera es la herida que la guerra va a dejar en Ucrania en forma de destrucción, que requerirá de una gran ayuda por parte de occidente y a largo plazo, de la entrada de Ucrania en la Unión Europea y posiblemente en la OTAN. La segunda es la pérdida irremediable de la condición de Rusia como potencia mundial.

P. En el libro comentas que una nueva Guerra Fría entre Estados Unidos y China sobrevuela nuestras cabezas.

R. En efecto, son dos países demasiado grandes para enfrentarse en una guerra convencional, pero ambos se disputarán en el corto, medio y largo plazo la hegemonía mundial. Habrá puntos muy calientes en la geografía mundial como el Estrecho de Taiwán o el de Malaca que habrá que vigilar de cerca.

P. De aquí a 2100 pueden pasar muchas cosas, como el fin del liderazgo de Estados Unidos como potencia dominante.

R. Sin duda venimos de unos años 90 en los que Estados Unidos simplemente no tenía rival, y nos encaminamos a un mundo multipolar, en el que no sólo China sino también la India, la propia Unión Europea, o a muy largo plazo, la Unión Africana, pueden poner las cosas muy difíciles a Estados Unidos, que se tendrá que adaptar al nuevo statu quo.

P. Entonces, ¿cuál sería el factor de mayor peso que pueda hacer peligrar su hegemonía frente a las demás potencias emergentes?

R. El problema de Estados Unidos está en su escasa fuerza demográfica. Tienen menos población que la Unión Europea, 4 veces menos población que China e India y en unas décadas tendrán 10 veces menos población que África. A poco que estos actores hagan crecer su PIB per cápita, Estados Unidos lo tendrá complicado para mantenerse donde está.

Borja Fernández
‘2100: Una historia del futuro’.

P. Son varios los frentes a los que tendremos que prestarles atención en el futuro. De todos los que mencionas en el libro, ¿qué retos serán los más problemáticos a la hora de ponerles solución?

R. Quizás el más problemático sea la transición demográfica. El reto de las economías desarrolladas está en subir la productividad por trabajador para así mitigar el efecto que tenga el envejecimiento de la población. Para ello, nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, la robótica o el blockchain serán claves.

P. Y mirando a un escenario un poco más cercano, ¿tendrán pensión los jóvenes europeos con la pirámide de población invertida?

R. Como decía, es complicado sin subir la productividad por trabajador. De mantenerse como hasta ahora y no dar un gran salto, los gobiernos tendrán que elegir entre bajar pensiones, aumentar la edad de jubilación, subir los impuestos a los trabajadores o endeudar a sus países.

P. La emergencia climática también está a la orden del día. ¿Qué consecuencias climáticas tendrá la creación de unas nuevas rutas comerciales a base de barcos rompehielos en el Ártico?

R. La cuestión es más bien al revés. Las nuevas rutas árticas se crean por culpa de calentamiento global. No obstante, la transición energética se tiene que realizar cuanto antes y, en esto, en España, nos hemos puesto las pilas. Las energías renovables, apoyadas por la energía nuclear en esta transición y sobre todo las tecnologías de almacenamiento como las baterías, las centrales de bombeo o sobre todo el hidrógeno verde, son la clave para conseguir este reto.

P. En materia de medio ambiente es usted bastante optimista frente a los movimientos que ponen la alarma sobre la explotación y el fin de los recursos del planeta. ¿Podremos llegar a funcionar solo con energías renovables?

R. Sin duda, países como Noruega no están muy lejos de ello. En España, como decía, nos estamos poniendo las pilas. Pero una vez más, desarrollar más las tecnologías de almacenamiento de energía es algo capital. La Unión Europea tiene un plan muy interesante para acabar con las emisiones de C02 en 2050.

P. Señala que el desarrollo de unas mejores IA dependerá de los datos que manejen. Esto está muy reñido con la privacidad del ciudadano de a pie, como hemos visto en los últimos años en China.

R. Exacto, este tipo de tecnologías tienen que estar reguladas y el reto legislativo que tienen los políticos ante sí no es sencillo. No obstante, confío que los países democráticos desarrollen con el tiempo marcos legales eficientes. Donde veo el tema más complicado es en las autocracias y dictaduras donde estas herramientas permitirán un mayor control y represión de la población.

P. ¿Seremos testigos de una guerra entre dispositivos inteligentes y humanos?

R. A corto y medio plazo seguro que no. Si proyectamos el desarrollo de la inteligencia artificial a varias décadas, ese riesgo está ahí. Tendemos a pensar que podremos controlar nuestra propia tecnología y que la utilizaremos para hacer el bien, pero hay que tener en cuenta que no todo el mundo tendrá las mismas intenciones.

 

 

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