Eduardo Díez, autor de ‘Día de gracia’: «Para escribir, es fundamental estar atentos al mundo que nos rodea»

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Día de Gracia
Día de Gracia

Asegura Eduardo Díez (Madrid, 1984) que el dolor es parte de la vida y que es absurdo resistirse a él, que no es bueno ni malo, es y punto. Y que su capacidad transformadora es innegable. Este
pensamiento ilustra muy bien lo que es su obra, sobre todo esta última, Día de gracia, la novela con la que compite en el Premio Amazon 2023 y que forma parte de una trilogía cuyas distintas
partes tienen en común precisamente ese elemento: el dolor y cómo este es capaz de moldear nuestra vida.

P. ¿De dónde te viene tu pasión por la escritura?

R. Empezó a picarme al inicio de la adolescencia, cuando un profesor de lengua me puso muy buena nota en un cuento que nos había mandado escribir. Sin embargo, no fue hasta los veintidós años cuando me puse con ello en serio. Leía mucho, eso sí, y de todo. Novela, teatro, artículos periodísticos, guiones de cine… Fue creciendo como algo natural y muy orgánico.

P. Día de gracia, tu última novela, tiene un tema central que es el dolor y su capacidad de transformación. ¿Dirías que tiene muchos aspectos positivos el dolor?

R. El dolor forma parte de la vida y es absurdo resistirse a él, por mucho que nuestro propio instinto se aferre a lo contrario. Nos da miedo el cambio, y es lógico que así sea, porque implica desprendernos de aquello que conocíamos y queríamos. No es nada fácil, desde luego. Y tampoco sé si tiene aspectos positivos. El dolor es. Existe y transforma. Cómo nos tomemos aquello que lo produce será lo que nos haga sacar aspectos positivos o negativos. Pensemos en un desengaño, por ejemplo. Duele enormemente porque ya nada volverá a ser como antes. Pero, tras la tormenta y la
transformación, somos más sabios, porque hemos crecido.

P. También te gusta mucho emplear el recurso del humor, ¿cómo de importante crees que es su aplicación en una novela?

R. Es una forma de agarrarse a la vida. Louis Garrel, uno de mis directores de cine favoritos, dice que cuando no hay humor en una película es como si faltase un color en el cuadro. A mí me ocurre lo mismo con la literatura. El humor es un contrapeso, un balón de oxígeno que nos permite tomarnos la vida con más ligereza. En ese sentido, el personaje de Señorita me ha enseñado mucho al respecto. La vida es muy seria, pero también demasiado corta como para tomársela en serio. Precisamente porque sabemos cómo acaba.

P. ¿Qué te gustaría transmitirle al lector con Día de gracia?

R. No lo sé. Es el libro más cuidado y redondo de los tres, supongo que por la experiencia acumulada con los anteriores y la ventaja de conocer muy bien a sus personajes. Al margen de ello, la gestación de esta novela ha estado salpicada por múltiples contratiempos y situaciones muy complicadas a nivel personal que no vienen al caso. Esta novela se convirtió en una vía de escape y, en cierto sentido, en un catalizador. Por eso mismo hice lo que me apeteció en todo momento. Tiene un estilo más literario que las anteriores, más reflexivo. Quizá sea la novela en donde he puesto más de mí, donde el protagonista ha mimetizado muchas de las emociones que fui experimentando a lo largo de esos meses. Eso hace de ella la más especial e importante
de todas mis novelas.

P. ¿Cuál de tus personajes tiene más de ti?

R. Diría que todos y ninguno, lo cual no es nada original. En realidad, procuro que mis personajes apenas tengan nada de mí, cosa que nunca se consigue. Conozco escritores que utilizan la literatura para reconciliarse consigo mismos o con la vida en general. Lo que yo hago es dotarlos de rasgos que no tengo para poder vivir a través de ellos como otra persona. Y me he llevado verdaderas lecciones a lo largo de esos viajes, te lo aseguro.

P. Participas con Día de gracia en el Premio Amazon 2023, ¿qué meta te pones?

R. El premio es una oportunidad magnífica para visibilizar la obra presentada a concurso, y creo que con eso hay que quedarse. Lo demás son factores que escapan a mi control, por lo que procuro hacerle el menor caso posible hasta el momento en que se anuncian los finalistas. Eso es algo que he tenido que aprender, no creas. El primer año que me presenté, no le quitaba ojo al ranking. Al ver cómo se desarrollaba todo, comprendí que lo mejor era dejar que el tiempo pasara. Eso sí, hice mi quiniela y la gané. Ese año se lo llevó Luis A. Santamaría con Entre líneas.

P. ¿De qué ámbito sacas más inspiración para escribir?

R. De la vida en general. Arturo Pérez-Reverte dice que un escritor es lo que lee más lo que vive más lo que imagina. Ante eso, solo puedo decir «amén», porque es la pura verdad. Yo creo que para escribir es fundamental estar atentos al mundo que nos rodea.

Cualquier cosa puede darte un momento eureka. Sin ir más lejos, el germen de una novela mía llamada Gens nació de un videoclip en el que solo se veía a un chico patinando de noche. La cabeza se me disparó pensando a dónde iría, qué lo llevó a salir a patinar a esas horas, qué estaría sintiendo. Ahí empezó todo.

P. Háblanos un poco sobre tus referentes literarios.

R. Me formé como lector con Ana María Matute, Camilo José Cela, Isabel Allende y autores de la otra Generación del 27, como Jardiel Poncela y Miguel Mihura. Luego apareció Arturo Pérez-Reverte con La tabla de Flandes y, más adelante, llegaron etromba Luis Landero, Javier Marías, Almudena Grandes, Rosa Montero, Juan Marsé, David Trueba… Muchos de ellos me acompañaron desde que empecé a leer en serio.

Como ves, ninguno de ellos tiene novelas negras en su obra (Marsé quizá sea el único que se aproxime un poco). Quien sí ha escrito muchas y a quien admiro sinceramente es a Alicia Giménez Bartlett. Para mí es la reina del género en España, por encima de Dolores Redondo, Eva García Sáenz de Urturi o María Oruña, porque fue quien abrió la puerta con la inspectora Petra Delicado.

Si nos vamos fuera, entonces sí podría hablarte de autores más centrados en lo policiaco y las novelas de misterio. Edgar Wallace, Harry Stephen Keeler, Raymond Chandler, Chesterton… Eso sin nombrar a Agatha Christie y Arthur Conan Doyle, por supuesto. También, fuera del género, se me ocurren Philip Roth, Cormac McCarthy…

Tuve una época febril con Murakami cuando iba a la universidad. Pero si hay un escritor que me hizo mirar la literatura y la vida en general con otros ojos fue Jack London. La lectura de El lobo de mar me cambió. Tenía treinta años.

P. ¿Te gustaría alguna vez probar a escribir en otro género?

R. Es que no tengo la sensación de escribir para un género determinado. Lo paso fatal a la hora de catalogar mis novelas. Día de gracia, por ejemplo. No puedo llamarla policiaca porque no hay un solo policía en toda la historia, cosa que sí sucedía en La mala flor. ¿Es una novela negra? Puede ser, porque todo gira en torno a un crimen. Soy alérgico a las etiquetas, no me gustan nada. Ni para esta trilogía, ni para la vida. Así me va, supongo…

Respondiendo a tu pregunta, te diré que sí me gustaría probar algo distinto. Pero también uno tiene que ser consciente de sus capacidades y consecuente con sus decisiones. Si un escritor solo se dedica a escribir novela policiaca y tiene un nicho de lectores, lo más probable es que no le hagan ni caso si de pronto le da por escribir una novela a secas o de otro género. Ahí entra la dicotomía entre la libertad creativa y el tirón popular, que se traduce en lo que ingresas a final de mes en tu cuenta bancaria.

Hay quien lo hace, como John Banville. Sus novelas son muy, pero muy literarias. En cambio, cuando firma como Benjamin Black, escribe novela negra con un estilo muy fluido y fácil de leer. Solo cambia de nombre en España, por cierto.

En ese sentido, admiro mucho a Rosa Montero. Es el ejemplo de escritora total. Puede escribir una novela de la talla de Historia del rey transparente (ambientada en la Edad Media) o una actual y más ligera como La buena suerte, por mencionar la última.

Pero es que también escribe ciencia ficción y es ensayista. Eso solo puede hacerlo quien tiene una legión de lectores que conectan con el fondo de sus historias más que con la forma.

P. ¿Qué proyectos tienes ahora mismo entre manos?

R. Pues mira, esta pregunta hila con la anterior. Llevo tiempo dándole vueltas a una novela cuyo protagonista me llama mucho la atención. Por otro, tengo en la cabeza una serie protagonizada, precisamente, por el inspector de policía que aparece en La mala flor. Me quedé con ganas de saber más sobre él, tiene un punto oscuro que me gustaría explorar. Me rondan un par de títulos suyos en la cabeza. Quizá me contradiga y comience a escribir policiaca, no sé. Lo que sí tengo claro es que, de hacerlo, no me encasillaría en el género. Soy demasiado ácrata como para hacer una cosa así. En todo caso, voy a dejar que Miguel Lifante y Señorita se tomen un descanso. Necesito
echarles un poco de menos.

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