María Jesús Pérez Navarro, autora de ‘El sufrimiento de las cigarras’: «La clave está en que es una novela sencilla y compleja a la vez»

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María Jesús Pérez Navarro
El sufrimiento de las cigarras

«Siento continuamente que tengo que responder a la confianza de los lectores con nuevas historias», afirma María Jesús Pérez Navarro (Santomera, Murcia, 1987), y tal afirmación retrata perfectamente el perfil de esta autora: una mujer comprometida con su obra y con la capacidad de esta para generar un sentimiento en quien la lee. Tanto es así que asegura que no hay nada que le produzca más nervios e ilusión que recibir las reseñas y comentarios de los lectores.

P. Parece una quimera, pero has demostrado que se puede aparecer de la nada y llamar la atención de una gran editorial.

R. La verdad es que escribir está siendo para mí una aventura impresionante. Vivo la escritura como la parte más dura de mi vida (escribir es para mí una lucha) pero también la más apasionante.

Soy consciente de que he tenido mucha suerte, también de que detrás de esos golpecitos del destino hay mucho trabajo. Tuve la suerte de quedar, primero, finalista del I Certamen de Novela Casino de Monóvar y, posteriormente, ganar la V Edición de los Premios Caligrama en la categoría Best-Seller.  El premio era la reedición en B de Bolsillo, de Penguin Random House. Por alguna razón, la novela ha despertado el interés de los lectores (acabamos de superar los diez mil) y lo vivo con mucha ilusión y responsabilidad: siento continuamente que tengo que seguir adelante y ser capaz de responder a esta confianza con nuevas historias.

P. ¿Cómo definirías la esencia de El sufrimiento de las cigarras si la tuvieras que explicar brevemente?

R. Creo que la clave está en que es una novela sencilla y compleja a la vez, que consigue atrapar al lector. Es sencilla porque cualquier lector puede adentrarse en sus páginas y es compleja porque todo está construido para captar al lector y llevarlo hasta el final de la historia.

Siempre digo que es una historia que mezcla misterio, amor y sufrimiento. Empieza con una desaparición; en 1999, Macarena Montiel desaparece al poco de decidir separarse de su marido. Posteriormente, nos traslada a 2009 y nos presenta a Celia, una joven que se siente perdida. ¿Qué consigue unir y tejer las dos historias?: el sufrimiento, es el tema de fondo en la novela.

P. El sufrimiento de las cigarras es un drama familiar que padece sobre todo Celia, la protagonista. ¿Qué significado tiene la familia en tu vida? ¿Eres muy familiar?

R. Creo que la familia es una pieza angular en la vida de casi todas las personas. En mi caso, es una parte fundamental. A mí me han educado con esa idea de que por delante de todo está la familia: hay que ayudarse, apoyarse y cuidarse entre todos. Creo que he crecido bajo una idea muy latina del concepto de la unión familiar. En España las familias se ayudan, se cuidan… Y, si puede ser, permanecen cerca y unidas.

Es un concepto quizá un poco anticuado de la idea de la familia, pero que todavía sigue muy presente en nuestra cultura. Te diría que a mí me encanta porque siento que salen muy buenas historias de él. ¿Por qué? Porque ninguna familia es perfecta y las que lo parecen suelen tener sus secretos. También esa unión, esa necesidad de cohesión familiar, en casos extremos puede resultar opresora.

Es un tema que me apasiona y que, de alguna manera, está presente en El sufrimiento de las cigarras.

P. Alguna vez te he escuchado decir que, cuando eras niña, tu madre siempre decía lo mucho que le gustaría escribir un libro. ¿Dirías que publicar El sufrimiento de las cigarras ha sido, de alguna forma, un homenaje a ella?

R. En casa, cuando era niña, mi madre devoraba libros, mi padre leía periódicos. De alguna manera, ambos supieron trasladarme su pasión por los libros y por la información, por estar al día de todo lo que pasa a nuestro alrededor.

Me gusta sentir que soy una buena mezcla de los dos. Y, aunque suene raro, he crecido con mi madre diciendo que a ella le encantaría escribir y mi padre mencionando lo mucho que a mi madre le gustaría escribir un libro. Escribir, pese a que al final nadie escribiera en mi familia, era una actividad muy normalizada en mi día a día.

Quizá por ello, viví de forma natural el paso de la lectura a la escritura, porque siempre estuvo en mi mente, como en la de mi madre, que era algo que quería hacer. Un día llegó la chispa que lo empezó todo: unas pequeñas pinceladas en las que vi una buena historia. En cuanto me estabilicé un poco laboralmente y tenía al menos los domingos libres, empecé a escribir. Es algo mágico lo que nos mueve a escribir esa primera novela.  El sufrimiento de las cigarras fue el resultado de todo este proceso.

P. ¿Hay algo de tu historia que cambiarías si la volvieras a escribir hoy?

R. Sinceramente creo que no sería capaz. No porque opine que todo sea perfecto en ella, sino porque la historia ha cobrado vida de esta forma y dejaría de ser ella misma si cambiara cosas.

Era mi primera novela y el mayor reto de toda mi vida. Me he dado cuenta de que se establece un vínculo curioso con las historias acabadas y publicadas: conforme pasan años, tú evolucionas, pero ellas no. Ellas quedan inalterables pese al paso del tiempo. Aun así, aunque cuesta a veces releerlas porque hay cosas que a día de hoy desarrollaríamos de forma diferente o expresaríamos de distinta manera, también relees algunas partes y te sorprendes a ti mismo con lo que fuiste capaz de hacer.

Por eso no cambiaría nada, porque la perfección no existe y revivir lo que fuiste capaz de hacer en ese momento está cargado de magia.

P. He leído en alguna parte que El sufrimiento de las cigarras tiene todos los ingredientes para ser una buena serie, ¿tú la ves así también?

R. Es una novela muy visual, cargada de misterio y con un final que logra ponerlo todo en su sitio. También está ubicada en una zona que es capaz de crear una atmósfera muy especial: La Manga del Mar Menor. Sus dos mares, uno en calma, el otro lleno de furia; sus particularidades… Todo acaba encajando a la perfección en la trama de la historia y creando los escenarios idóneos para la novela.

La verdad es que tiene muchos de los ingredientes que buscan los proyectos audiovisuales. Así que… ¡Quién sabe! (risas).

De momento, con seguir llegando al corazón de los lectores y haciéndolos disfrutar, me siento tremendamente satisfecha.

P. ¿Hay algún otro género en el que te gustaría probar a escribir una historia?

R. Leo de todo y todo lo disfruto. A veces, cuando estoy muy metida en una historia, pienso: «Cómo me gustaría escribir algo así».

Me pasa con géneros muy distintos: contemporánea, fantasía, romántica… Pero, al final, tengo claro el tipo de historia en el que creo que tengo algo que aportar, en el que me siento verdaderamente cómoda a la hora de escribir. Se trata de historias de superación, con un misterio o secreto como eje vertebrador de la trama, donde se mezclen elementos del thriller con el amor y con algún tipo de problemática social. Porque no me gusta crear historias vacías, me gusta que tengan un tema claro y rotundo de fondo.

Creo que El sufrimiento de las cigarras tiene esa esencia en la que me siento tan cómoda  a la hora de escribir.

P. Tengo entendido que planeas muy minuciosamente lo que vas a escribir. ¿Cómo de necesario es esto para crear un buen thriller? Entiendo que es un género muy exigente, pues el lector está continuamente tratando de «pillarte» y anticipar lo que va a pasar.

R. He sido siempre tremendamente organizada. Ya en el colegio solían felicitarme por eso. Marcadores de colores, regla a la mano, bolígrafos de distinto tipo para marcar cada parte. No era capaz de estudiar sin preparar unos buenos apuntes. Nunca he sido capaz de trabajar sin tener a mano una buena agenda.

Quizá por ello, para mí, lo natural no fue tirarme directamente a la piscina, sino planificar previamente, de forma minuciosa, las distintas tramas de la historia. Normalmente, antes de empezar a escribir, he trabajado la historia durante meses. Sé lo que va a ocurrir en cada capítulo, aunque, al final, sea la propia historia quien acabe matizando algunas cosas.

En mi caso, me funciona. Es más, creo que no sabría escribir de otra forma. Pero en este punto creo que no hay forma correcta o incorrecta de proceder. He hablado con otros autores que hacen justo lo contrario: se lanzan a escribir y con las relecturas van ajustando los detalles hasta que todo encaja. Creo que lo correcto es lo que a cada escritor le funciona. No hay recetas mágicas, creo que se trata de un constante proceso de «prueba y error», hasta encontrar el conjunto de ingredientes que consigue que seas capaz de dar lo mejor de ti.

P. ¿Cuál es tu personaje predilecto de El sufrimiento de las cigarras?

R. A todos les guardo un fuerte cariño. Todos tienen sus luces y sus sombras, y representan momentos por los que todos hemos pasado. El miedo al cambio, la sensación de impotencia, la tristeza, el arraigo de las tradiciones, la tentación, los errores… Al final, cada personaje tiene, de alguna manera, su propia historia en la novela.

P. ¿Cuánto te afectan las críticas, tanto positivas como negativas?

R. Creo que no hay nada que un autor espere con mayor ilusión y nervios que las reseñas de los lectores. He intentado siempre analizarlas desde cierta distancia: que ni los elogios me subieran a las nubes ni las críticas me llevaran al suelo.

Con el paso de los meses, en algún momento, he ido releyendo reseñas positivas, e-mails que envían los lectores y mensajes que llegan por las redes sociales. Me he dado cuenta de que las reseñas son algo más poderoso de lo que creía: son, de alguna manera, la fuerza que nos hace continuar, seguir adelante.

Nos dan aliento y fuerza para continuar escribiendo.

 

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