Relato: ‘Conciencia me pregunta por qué escribo’ de María Pardo Solano

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Conciencia me pregunta por qué escribo
Conciencia me pregunta por qué escribo

Conciencia me pregunta por qué escribo de María Pardo Solano. Ganadora de la XIV Edición de Excelencia literaria 

Una amiga llamada Conciencia me ha preguntado por qué escribo, y le he dicho que no tengo ni idea. Me gustaría contestarle con una sentencia original y emotiva, de esas que dejan una lágrima a punto de arruinar el maquillaje, pero Conciencia no es como el resto de la gente: ella no se conmueve con las frases bonitas, sino que exige la verdad.

Lo cierto es que no sé por qué escribo. Podría componer largas peroratas sobre el bien que me hace, pues fomenta la inteligencia intrapersonal y el espíritu crítico, me enseña a descubrir los detalles y lo oculto a la vista, es una herramienta para expresar cariño y gratitud a mis seres queridos, disipa la frustración en tiempos difíciles, me hace sentir muy cerca de mi abuelo y es una ayuda para mi vida espiritual, entre otras.

Esas líneas conformarían una bella explicación de qué me aporta la escritura, pero no darían un porqué a mi afán por dibujar símbolos con tinta sobre cuadernos y servilletas. Un “¿A dónde vas? manzanas traigo” tan sutil, que cuesta apreciarlo.

De lo anterior podría extraer que escribo por lo mucho que me enriquece. Esa respuesta sería fiel a la cuestión que me plantea Conciencia, pero no me satisface. Y sé que a ella tampoco. Me defraudaría a mí misma si dijese que redacto porque es útil -o por lo mucho que me aporta, que es lo mismo-. “Útil” es una palabra aburrida.

María Pardo
María Pardo

También podría decir que escribo porque es mi deber multiplicar el talento de la expresión lingüística que me ha regalado Dios -y sería digno de echar una lágrima, de hecho-, pero nunca he percibido la escritura como un deber. Es más, encuentro que es motivo de inmensa gratitud. Por otro lado, siento más deseos de explotar este don que ningún otro.

Mientras le doy vueltas al tema, Conciencia ha señalado que, en realidad, para mí la escritura es como respirar: una necesidad primaria y una consecuencia natural de la existencia. En otras palabras, escribo como duermo o envejezco. Escribo, porque vivo. Escribo, porque escribo.

 

 

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