Entrevista a Paul Pen, autor de ‘A un lado de la carretera’

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Paul Pen
(c) EPV Rubaudonadeu

«Me gusta modelar el universo de la historia dándole todo el sentido que pueda a cada uno de los elementos que aparecen»

Paul Pen es escritor y guionista, autor de La metamorfosis infinita y El brillo de las luciérnagas, entre otras novelas y colecciones de relatos. Sus obras traducidas al inglés han superado los 200000 ejemplares vendidos. Dos de sus novelas, El aviso y La casa entre los cactus, han sido llevadas al cine, la última con guion del propio autor. En su labor como guionista, Paul Pen ha trabajado en la serie de Netflix Alma. En A un lado de la carretera se adentra en el terreno del true crime, además de escribir sobre un escritor.

P. Has dicho que llevabas tiempo queriendo situar una historia en un hotel de carretera, español, un hotel restaurante de toda la vida. ¿Qué tienen de especial esos lugares?

R. Tienen algo común a mis otras historias y es la sensación de aislamiento. Aunque en realidad está pasando gente continuamente, es como que nadie pertenece realmente a ese lugar, lo que le confiere, para mí, algo muy inspirador. Siempre me han gustado los lugares fuera de lo común, alejados de la normalidad. Ya escribí sobre una casa entre los cactus, un sótano aislado y una autocaravana que se quedaba tirada en mitad de la nada… el hotel de carretera estaba claro que llegaría antes o después. En el futuro escribiré sobre un barco en medio del mar, seguro.

P. ¿En qué momento pensaste que el nombre para tu establecimiento era Hotel Restaurante Plácido?

R. Pienso mucho cada nombre propio que uso en mis novelas y, en el caso del hotel, siempre lo imaginé llevando el nombre del dueño. En este caso decidí ir por la vía de la ironía y busqué un nombre masculino que invitara a pensar en calma y serenidad cuando, en realidad, la historia que descubrimos en el establecimiento es de todo menos tranquila. Me gustaba el contraste.

P. Perla, Coral, Bárbara… ¿cómo eliges los nombres de tus protagonistas? Porque, al menos en esta novela, no parecen casuales.

R. No son casuales en absoluto, en ninguna de mis novelas. De hecho, es algo a lo que dedico mucho tiempo y que me causa unos cuantos quebraderos de cabeza, porque me gusta modelar el universo de la historia dándole todo el sentido que pueda a cada uno de los elementos que aparecen. En el caso de los nombres propios, me gusta que signifiquen algo para el personaje y para la historia, ya sea de manera irónica como en el caso de Plácido, o más literal, como puede ser el nombre de Bárbara. Más curioso fue el caso de mi novela “El brillo de las luciérnagas”, en la que no usé ni un solo nombre propio.

Paul Pen
A otro lado de la carretera

P. Un escritor que escribe sobre un escritor. ¿Cómo ha sido tu relación con este colega de papel?

R. Nos hemos llevado muy bien, la verdad, y eso que ha sido bastante novedoso para mí escribir sobre un escritor. A veces acababa metido en un bucle de metasignificados de lo más interesante. Creo además que este hecho le añade dinamismo a la novela, al alternar capítulos escritos de diferente manera. Además, hace incluso más inmersiva la experiencia desde el principio, desde esa primera página en la que comenzamos mi novela con la portada de otra novela firmada por otra persona. Es un pequeño juego que establezco con el lector.

P. Tu novela es eso, ficción, pero abre una puerta al true crime. ¿Qué tiene que resulta tan atractivo, incluso adictivo?

R. Por alguna razón nos gusta conocer el lado más oscuro del alma humana, asomarnos al horror sin formar parte de él. Parecería lógico que siempre quisiéramos alejarnos de conocer ciertos horrores y, sin embargo, el éxito de miles de documentales de true crime, artículos de sucesos y podcasts sobre casos reales, demuestran lo contrario: que son historias que nos encanta seguir. Creo que la experiencia que se tiene con mi novela es cercana al true crime porque eso es lo que está escribiendo el escritor protagonista.

P. Entiendo que cada novela es un paso, supone algo diferente. ¿Qué es lo singular de esta? ¿Qué terrenos pisas con ella que antes no pisaste?

R. Lo de escribir sobre un escritor ha sido una de las principales novedades, incluyendo ese aspecto meta que mencionaba antes. También, es la novela que más claramente sitúo en suelo español, incluyendo un toque costumbrista no muy habitual en mis novelas.

P. Cuando empuñas el bolígrafo o te sientas delante del ordenador, más allá incluso de la trama concreta que vayas a desarrollar, ¿cuál es tu intención, qué quieres provocar en el lector?

R. Mi objetivo principal es hacerle sentir emociones. Rabia, indignación, ternura, miedo, tensión, odio, amor. Emociones intensas que deriven de una verdadera conexión con mis personajes. Aspiro a que mis novelas sean más recordadas que consumidas y creo que eso solo se consigue cuando se logra una verdadera conexión emocional en el lector.

P. Alguna de tus novelas ha sido llevada al cine. ¿Qué es igual y qué diferente en la reacción del destinatario (lector, espectador) ante tus tramas y personajes?

R. De momento, han sido dos las adaptaciones a pantalla grande de mis novelas y, en ambos casos, la respuesta a la película ha sido muy diferente a la de la novela. También es lógico que haya ocurrido porque ambas películas tenían grandes diferencias con el material original. Mis lectores, claro, siempre prefieren el libro…

P. Además (o a la par) de novelista, eres guionista. ¿Qué ha enseñado el guionista al novelista y qué el novelista al guionista? 

R. La verdad es que separo de manera muy natural ambas formas de escritura y, si me ciño a la esencia común que comparten, la de contar una historia, al final ni siquiera las veo tan diferentes. Del guionista he aprendido a economizar en palabras y en escenas y del escritor he aprendido que la conexión emocional con los personajes es de lo más importante que hay en una historia.

P. Tu nombre inglés, ¿ayuda, molesta o no interfiere?

R. Realmente es neerlandés, mi padre es de los Países Bajos. Creo que he sentido las tres cosas que mencionas: que ayuda para unas cosas, interfiere en otras o que no afecta en nada. Lo que no me gusta es cuando la gente cree que es un seudónimo, como si me llamara Antonio Sánchez y hubiera decidido llamarme Paul Pen por capricho para sonar extranjero. Pero no, realmente soy hijo de padres extranjeros, Paul es mi nombre real y Pen una sílaba de mi apellido real neerlandés.

P. Vives lejos del meollo editorial, de la pomada. ¿Qué ventajas y qué inconvenientes le ves?

R. Si para mis historias siempre me atraen y me interesan los lugares aislados y apartados del mundo, debe de ser porque, en el fondo, algo de mí tiende a ese aislamiento…

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