Relato: ‘Ante el espejo’ de Felipe Gabriel Beytía

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Felipe Gabriel Beytía
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Ante el espejo de Felipe Gabriel BeytíaGanador de la XVII edición www.excelencialiteraria.com

 

Juan Carlos, como todas las noches antes de irse a la cama, se admiraba con adoración frente al espejo. 

—¡Pero mira qué mentón tan maravilloso! —se decía sin reparo— ¡Y estos ojos! ¡Sí, señor!… Soy un individuo único en el mundo, un hombre irresistible para las mujeres, y no es para menos: con mi imponente altura —. Medía metro con sesenta centímetros— y mi físico, que solo necesita bajar un par de kilos para ser escultural —. Pesaba ciento cuatro—. En efecto, soy de lo mejor. Qué más podría esperarse de un hombre con la sabiduría de Einstein —. Juan Carlos abandonó los estudios a los quince años—, la grandeza de Napoleón —. Ahí no mentía, al menos en la estatura–, la dialéctica de Aristóteles —. Había tratado de convencer a los suyos de que existen los unicornios, porque una vez vio un caballo con un cono de helado sobre la frente—, la gramática de Cervantes —. Escribía “psicología” prescindiendo la p—, la vista aguda de Homero —. No sabía que el poeta fue ciego—, la ambición de Alejandro Magno —. Juan Carlos carecía de voluntad para dejar de consultar el celular una y otra vez— y un linaje noble como el de un monarca. ¡Así es! Mi apellido no es nada común, lo que evidencia mi superioridad frente al resto de esos tontos –se apellidaba Pérez Pérez García Pérez–. ¡Yo, señor, soy el mejor hombre del mundo!

Felipe Gabriel Beytía
Felipe Gabriel Beytía

Tras media hora más de grandes autohalagos frente al espejo, se fue a dormir. Su cama estaba deshecha, y esparcidas por el suelo se acumulaban  prendas de ropa sucia.

–¡Ay! –suspiró–. Qué hubiera sido del mundo si yo no hubiera nacido.

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