Clara Sanz, autora de ‘Todas las flores que olvidamos’: «El error está en pensar que la vida es idílica»

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Todas las flores que olvidamos
‘Todas las flores que olvidamos’ de Clara Sanz.

Mitad numantina y mitad baturra, lo que corre por las venas de Clara Sanz, según sus propias palabras, es resistencia y cabezonería. “Eso, y que soy un culo de mal asiento, han hecho que dé las vueltas necesarias hasta sentir que todo está en su sitio y que funciona como debería”, asegura. Geóloga de formación y florista por vocación, desde hace diez años, vive en Arcos de Jalón y planta flores en Somaén, en la provincia de Soria, una de las zonas más despobladas de España. Todas las flores que olvidamos, (Harper Collins Ibérica), es su primera novela, un nunca es tarde, aunque por el camino hayamos perdido lo más valioso.

P. En una España llena de pueblos abandonados, la noticia es que alguien se vaya de la ciudad al campo, ¿qué le empujó a tomar esa decisión? 

R. Cuando vivía en Madrid, aunque vives rodeada de gente me sentía sola. Los valores rurales, la vida de pueblo, la compañía de la gente que te conoce desde que naces, allí se me antojaba un lujo. Cuando nació mi primer hijo, le hice la promesa de que le llevaría cerca de los suyos, para que pudiera crecer rodeado de personas, que no gente. 

P. ¿Es la vida en el campo tan idílica como esperaba (si es que así esperaba que fuera)? 

R. El error está en pensar que la vida es idílica, ya sea en una ciudad o en el campo. Tus circunstancias pueden cambiar en un segundo, y aquello que te servía o te llenaba, desaparecer. Lo idílico es vivir rodeado de aquello que nos hace sentirnos vivos, ya sea en el campo o en la ciudad. En ese aspecto, el campo a mí me resulta idílico y me encanta vivir aquí.

P. ¿Echa algo de menos? 

R. No. Cuando me hacen esa pregunta, piensan que exagero, pero de verdad, no echo en absoluto nada de menos de la ciudad. Ni entiendo qué puede tener una ciudad para echar de menos que no te pueda brindar un pueblo. A veces, a los de ciudad, se les olvida, que las mismas carreteras que ellos cogen los fines de semana para venir a desconectar al pueblo nos sirven a nosotros para ir un fin de semana a la ciudad al teatro o a un concierto. Vivimos en zonas rurales, pero no aislados.

Todas las flores que olvidamos
‘Todas las flores que olvidamos’ de Clara Sanz.

P. ¿En qué momento y por qué decidió sentarse a escribir? 

R. Siempre he escrito. Sobre todo, desde que fui madre, y necesitaba ordenar mis pensamientos. Era una terapia para mí. 

P. ¿Qué le gustaría que transmitiera Todas las flores que olvidamos? 

R. Me gustaría que nos hiciera reflexionar sobre el porqué de las cosas. El por qué las hacemos, si realmente es por que las sentimos o porque nos arrastra la vida. 

P. ¿Ha contado ya todo lo que quería contar o habrá más novelas de Clara Sanz? 

R. Clara siempre está contando, en redes, en diarios, o porque no, pensando en nuevos proyectos literarios…

 

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