Entrevista a Miguel Ángel Vivas, autor de la novela ‘El pecado del hijo’

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Miguel Ángel Vivas
Miguel Ángel Vivas

«Los medios de comunicación, la mayoría, no están interesados en comunicar o informar, solo piensan en la audiencia. Y eso es un problema»

Nacido en 1974, Miguel Ángel Vivas estudió Comunicación Audiovisual en Madrid para seguir sus estudios de dirección cinematográfica en la ECAM. Ha dirigido películas que cuentan con numerosos premios internacionales, entre las que destacan Secuestrados, Extinction, Inside, Tu hijo o Asedio; actualmente prepara La tregua. En el ámbito televisivo, destaca por haber codirigido la primera temporada de La casa de papel, pero también series como Mar de plástico, Cuéntame un cuento o Apaches; y los primeros capítulos, aportando el estilo y tono, de Vis a Vis: El Oasis, Desaparecidos o Cicatriz. La novela El pecado del hijo, publicada por la editorial Harper Collins, es su debut literario.

P. ¿Qué te ha empujado del audiovisual al papel?

R. Recuerdo estar en una cafetería trabajando en el guion de una película cuando vi la noticia del traslado a los juzgados en una ciudad de provincias del violador y asesino de una niña. La multitud allí concentrada, al no poder llegar al asesino, decidió desfogarse apalizando al hermano del detenido. Me quedé de piedra. ¿Qué culpa tenía el hermano del violador más allá de la sangre compartida o heredada? Fue allí cuando, como cuento en el prólogo del libro, tuve la necesidad imperiosa de sumergirme en esta idea de pecado heredado. Le di muchas vueltas, la primera idea fue escribir un guion cinematográfico, pero pronto entendí que esta historia necesitaba más tinta que celuloide.

P. ¿Hay mucha diferencia entre escribir un guion y una novela? 

R. Toda y ninguna. En una novela escribes el resultado final. Todo lo que quieres contar lo cuentas con palabras. El estilo, el tono, la persona, el punto de vista… todo es parte del resultado final. En un guion, en cambio, la palabra es una herramienta para llegar a otro medio. En un guion, más allá de los diálogos, el estilo no es más que una excusa para hacer más accesible la lectura pero, como digo, el medio final es otro. Pero, a la hora de trabajar la trama, los personajes, el concepto de espacio y tiempo, es muy parecido, lo que cambia al final es encontrar la manera de plasmarlo no en imágenes sino en palabras. Igualmente, traté de que el libro tuviera un estilo muy visual.

P. Si alguien quisiera llevar El pecado del hijo al cine, ¿le entregarías la historia sin participar en el guion ni la dirección? 

R. Le he dado vueltas a adaptarlo a película, pero también me gusta la idea de pensar en cómo se acercaría otra persona a mi historia. Sería interesante ver una película sobre El pecado del hijo adaptada por personas ajenas a mí. Siempre y cuando trataran el tema con el respeto que se merece.

Miguel Ángel Vivas
El pecado del hijo

P. ¿Tienes intención de adaptarla tú a la gran pantalla?

R. Como ya he dicho, me excita la idea. Pero de momento no lo tengo en mis planes, ya que la decisión era la de contar esta historia como novela. Creo que antes tendría que desprenderme de esa idea, dejar pasar un tiempo. Me he dejado el alma en contar esta historia y creo que ahora mismo soy la persona menos objetiva para trabajar en una adaptación de la novela. 

P. El pecado del hijo es desgarrador, ¿has conseguido identificar dónde se localiza la fina línea que separa la empatía de la responsabilidad moral, lo personal de lo social?

R, Toda la historia la he planteado desde la moralidad. La de los personajes y la mía propia. Está escrita desde un respeto absoluto. Quería acercarme a unos seres invisibles, de los que nunca se habla. La idea era plantear el duelo de la perdida desde el contraste, centrándome no en la pérdida que experimenta la familia no de la víctima sino la del asesino. Esta idea, por supuesto, podía levantar ampollas o no ser del agrado de todos. Por eso la escribí desde el respeto, tratando de no levantar polémica sino crear debate. Una historia que nos haga mirar más allá de donde miramos normalmente.

P. ¿Cómo deberían actuar los medios de comunicación ante estas noticias que sin duda provocan interés mediático, pero también mucho dolor a personas concretas?

R. Dejo muy claro mi punto de vista en la novela. Los medios de comunicación, la mayoría, no están interesados en comunicar o informar, solo piensan en la audiencia. Y eso es un problema. Muchas veces no importa el dolor o la moralidad, solo el circo. Pero, quiero pensar, que siempre habrá personas que entiendan la responsabilidad que tienen los medios. El problema es que estas personas son menos.

P. ¿Qué pretendes con tus historias, entretener o influir?

R, Quiero crecer con ellas. No soy la misma persona antes de empezar a escribir El pecado del hijo que el que terminó de escribirla. Igual pasa con mis películas. La creación es un viaje y yo soy el primero que cambia en cada viaje. Por supuesto, quiero llegar a la gente y, por ello, tienes que encontrar la manera de contar la historia de una forma que interese al público o lector.

P. ¿Te sientes más director de cine o novelista?

R. Llevo muchos años dirigiendo películas y quiero seguir haciéndolo. Pero, no te voy a engañar, me ha fascinado este viaje y quiero volver a repetirlo pronto. Ya estoy trabajando en una nueva novela. Siempre me ha gustado -fascinado- leer, desde muy pequeño. Mi padre me inculcó el gusto por la lectura a través de autores como Bradbury, Hammett o Chesterton. Devoro libros cada semana desde que tengo uso de razón, para mi es un honor poder formar parte de un mundo que tanto me ha dado.

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