Aunque existen precedentes en el arte antiguo, es a partir de la Edad Media cuando los artistas empiezan a incluir sus propios rasgos personales en alguno de los personajes representados en sus obras, convirtiéndose en una forma velada de autorretrato. Se considera que es Alberto Durero el primer pintor que, en el siglo XV, se representó a sí mismo como tema central de un cuadro. El género se popularizará en Italia y Flandes.
En el autorretrato subyace siempre un componente psicológico, a veces incluso algo narcisista, motivado por el deseo de conocerse a sí mismo y de mostrarse en sus múltiples facetas y con infinidad de matices. Se trata de una acción reflexiva en la que artista y modelo se identifican y en la que el espejo juega un papel importante, como instrumento necesario en el proceso de elaboración del cuadro.
Imagen: ‘Autorretrato con gorra y dos cadenas’, Rembrandt, Museo Thyssen Bornemisza.
<Miradas cruzadas> 10: Autorretratos. El artista y su imagen
Hasta el 7 de junio de 2015
Comisaria: Dolores Delgado, Área de Pintura Antigua del Museo Thyssen-Bornemisza
Museo Thyssen-Bornemisza. Balcón-mirador de la primera planta. Acceso gratuito.
Paseo del Prado, 8. Madrid.
Horario: Lunes, de 12.00 a 16.00 horas; de martes a domingos, de 10.00 a 19.00 horas.
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