‘Nekrassov’ vuelve al Teatro de la Abadía, un Sartre entre el existencialismo y el folletín
Justo hace un año el Teatro de La Abadía estrenaba Nekrassov, la única comedia escrita por Jean-Paul Sartre, quizás el menos conocido y representado de sus textos teatrales. Feroz y sagaz, esta rara avis del filósofo francés acabó por encandilar a público y crítica, convirtiéndose en uno de los montajes favoritos de la pasada temporada. El padre del existencialismo, el intelectual que rechazó la Legión de Honor en 1945 y el Premio Nobel en 1964, hace su reaparición en los escenarios españoles. Y lo hace por todo lo alto, con esta sátira mordaz sobre la veracidad de la información periodística y la manipulación de la opinión pública en el crispado clima de la Guerra Fría. Nekrassov podrá verse de nuevo en la Sala Juan de la Cruz del 8 al 26 de enero.
Aprovechando los mecanismos de la farsa y el vodevil, Sartre, hombre de izquierdas, plantea una obra política a ritmo de vodevil de rabiosa actualidad en la que vibran cuestiones como el poder, las fake news y la desafección política en tiempos regidos por el comercio y el individualismo. En palabras de su protagonista, “Hay que elegir: o eres un engañado o eres un criminal”.
Dan Jemmett, conocido en La Abadía por El Burlador de Sevilla y El café, y sus espectáculos Shake y Dog Face, afrontaba la dirección de esta farsa iluminada por el problema filosófico de lo falso y lo verdadero. La traducción es de Miguel Ángel Asturias (Premio Nobel de 1967) y la versión de Brenda Escobedo reduce el número de personajes a 13 —en el texto original eran 28—, encarnados por un elenco de actores de la casa: José Luis Alcobendas, Ernesto Arias, Carmen Bécares, Miguel Cubero, Palmira Ferrer/Inma Nieto, Clemente García y David Luque/ Markos Marín. Jemmett firma además el espacio escénico, con la colaboración de Vanessa Actif que también se encarga del vestuario, mientras que la iluminación corre a cargo de Valentín Álvarez.
Sinopsis: la histeria anticomunista
El argumento es sencillo: Georges de Valera, un estafador genial, para escapar de la policía se hace pasar por Nekrassov, un ministro ruso que supuestamente ha cruzado el Telón de Acero y se ha convertido en un disidente. Sobrevive con esta impostura falsificando noticias para el diario de derechas Soir à Paris, que contrata sus declaraciones en exclusiva para incrementar sus ventas y fortalecer su alianza con el gobierno francés. Georges de Valera/ Nikita Nekrassov se convierte en el objeto principal de propaganda en las próximas elecciones municipales del gobierno conservador. Al verse atrapado por la manipulación de la prensa y del Estado, Georges de Valera decide revelar su verdadera identidad.
Más allá de la denuncia de la histeria anticomunista que planteaba Jean-Paul Sartre, en el Nekrassov de Jemmett palpita la confrontación entre el comunismo y el capitalismo que marcó la segunda mitad del siglo xx, y encuentra un espacio de representación para mostrar una burguesía decadente que ha renunciado a formar parte del debate social y moral, y vive aliada y manipulada con sus medios de información en aras de una verdad que solo sirva para alimentar sus intereses particulares o sus odios personales. La relevancia de la propuesta no es la defensa de un modelo económico o político específico, sino que, una vez más, Sartre incide en la noción de libertad, la responsabilidad individual sobre la honestidad de nuestras acciones, las consecuencias que tienen en nuestra comunidad y la lucha que llevamos a cabo para ser nosotros mismos.
Desafortunadamente, esta ingeniosa comedia ha pasado desapercibida durante décadas. Algunos temas de actualidad durante la Guerra Fría —como la invasión de la U.R.S.S. a Hungría y la publicación del libro Archipiélago Gulag de Aleksander Solzhenitsyn— jugaron en contra del éxito que esta obra merecía por su dimensión espiritual y dramática.
La farsa contra el sensacionalismo, la amenaza y el miedo
Nekrassov de Jean-Paul Sartre se estrena en París en 1955. Sartre se vale de la farsa como la mejor manera de hablar de peligros muy reales, el fantasma de la guerra y el frágil equilibrio en el momento de la Guerra Fría. “La sátira que atrapa, revela y hace reír, se perdió después de Aristófanes. Hay que recuperarla”, escribió.
A través de su planteamiento que recuerda un poco a El inspector de Gogol, Nekrassov denuncia la política del momento y ridiculiza la manipulación informativa que aleja a la población del conocimiento de su realidad social. De esta forma, la obra presenta el servilismo de la prensa con el gobierno, los intereses económicos de los políticos con la industria armamentística, la caricaturización de los disidentes soviéticos al servicio de su propia vanidad, la estafa como principio de verdad periodística y el uso del terror para justificar la guerra y el continuo rearme de Europa.
Si bien, tradicionalmente, la estructura cómica de la farsa (como la hiciera el francés Georges Feydeau) se acompaña del uso de puertas que se abren y se cierran vertiginosamente para generar peripecias y enredos, Dan Jemmett conforma su juego teatral en un espacio escénico único y diáfano que recrea un decadente y destartalado piso parisino donde queda expuesta la impostura y el simulacro. “Una comedia de puertas sin puertas”, dice.
Sala Juan de la Cruz – Teatro de La Abadía
Del 8 al 26 de enero
De martes a sábado, 20:00 h.
Domingo, 19:00 h.