‘Los misterios de Raquel’ de Raquel Sánchez Ortiz y Mª Ángeles Aznar Medina

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Los misterios de Raquel

 

Los misterios de Raquel de Raquel Sánchez Ortiz. Ilustraciones de Mª Ángeles Aznar Medina. Editorial Bruño, 2020.  120 pp., 12 e.

Por José R. Cortés Criado.

 

Raquel es una niña muy divertida, suele pasárselo bien y, además, investiga sucesos extraños que ocurren en su entorno y los descubre de forma eficiente; también pide colaboración de los lectores para aclarar los hechos.

En este libro disponemos de tres historias detectivescas que Raquel lleva a cabo. La primera tiene lugar en su hogar y se trata de un tema muy importante, alguien acabó con la existencias de chocolate y se convirtió en un gran problema, porque a todos les pirra el cacao. Se titula El misterio del chocolate desaparecido.

Antes de comenzar el relato se presentan los protagonistas del cuento, aparecen sus datos junto a su imagen, y se pide al lector que se dibuje e incluya los suyos en un espacio marcado para ello puesto que será un personaje más de la trama.

Raquel, ni corta ni perezosa comienza a observar el escenario y a preguntar, nadie en la familia admite que se lo comió, pero ella persevera y pide ayuda a los lectores, bien diciendo que se observe un dibujo de la cocina antes y después de la desaparición, que deduzca quién queda descartado porque dejó migas tras la ingesta, formulando preguntas trampa…hasta hallar un rastro de purpurina en el poyete de la cocina.

Y si todo esto fue poco, solicita que ayudemos en la búsqueda del mando de la tele, coloquemos las zapatillas a sus dueños, saber qué mascota tienen y dónde estaba o marcar el día de la semana en la que tuvo lugar el hecho.

En el segundo caso tiene lugar en el colegio y se titula Misterio en la clase de Ciencias. La historia comienza con el encargo de hacer un mural sobre un animal por equipos. Todo salió perfecto hasta que un manchurrón ensombreció la obra, y Raquel se puso a investigar para aclarar el caso, ya que todos negaron su autoría.

El proceso es el mismo, se han de ir descartando los autores observando los colores, los lápices y sabiendo cómo son cada uno de sus compañeros, incluso llegó a tomarle las huellas dactilares a todos. Explica el proceso casero a seguir. También se le ha de ayudar a buscar objetos de sus amigos, recoger los materiales empleados y colocarlos en su sitio y saber qué asignatura tocaba después. Todo ello se sabe si se observa con atención las láminas ilustrativas.

En el tercer caso se aclara el Misterio en la playa. La familia pasaba un día feliz en la orilla del mar hasta que Raquel echó en falta su cubo y nadie del grupo lo había cogido, así que se puso a investigar y con la ayuda de los lectores fue deduciendo y descartando autores y al final quedó todo aclarado gracias a su ingenio y al de los lectores.

La estructura es la misma, al final colaboramos en ordenar, colocar las cosas en su sitio, distribuir las toallas a sus dueños y pasarlo bien.

Si algún colaborador no acertó en la ayuda para esclarecer el caso, puede acudir a la página con las soluciones.

Las historias están escritas de forma sencilla, abunda los diálogos y se desarrollan en ambientes comunes a los lectores. La capacidad deductiva de la protagonista, unida a la petición de ayuda, hace que los lectores participen de forma activa en la trama y se sientan parte de ella.

Así que si los lectores quieren ayudar a Raquel y convertirse en detectives, solo tienen que abrir las páginas de este libro y dejarse llevar. Seguro que pasan un buen rato leyendo e investigando al mismo tiempo.

 

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