Yuelán
Yuelán

Yuelán de Sebastián Vargas. Ilustraciones de Dani Torrent. Editorial Edelvives, 2020. 9,12 €, (+ 8 años).

Por José R. Cortés Criado.

Ese verdadero nombre no lo sabemos desde siempre: lo tenemos que descubrir. Hay algo mágico en él. […] si lo descubren las personas equivocadas, tendrían poder sobre nosotros y podrían hacernos daño”.

Cuando comencé a leer el libro me imaginé que estaba ante una historia repetitiva: la de la princesa caprichosa que no quiere casarse y pone trabas a sus pretendientes y los va eliminando si no pasan unas pruebas, para colmo sucedió en un tiempo pasado y en un lugar lejano. A los amantes d ella ópera les sonará porque está basada en el argumento de la ópera Turandot de Giacomo Puccini.

Sin embargo, la historia me ha encantado. Es digna de recibir el XXXI Premio Ala Delta del año 2020. Desde el primer capítulo me sentí atrapado y, página tras página, seguía pegado al libro sin poder parar. Lo leí de un tirón.

Aquel es el resumen de la mayor parte del cuento. Sucede en China, cuando su poder absoluto residía en el emperador y no solo trata de una hija del emperador algo caprichosa, frívola y un tanto sanguinaria, sino que se ocupa del valor que tiene nuestro verdadero nombre.

Gracias al valor que tiene el nombre nuestro héroe, desconocido por casi todos hasta el final de la novela, logra su propósito y se convierte en la persona más feliz del universo. Se atrevió a confesar su nombre por amor.

El protagonista es un joven tártaro que migró a China en busca de una vida mejor, pero la suerte no estuvo de su parte y malvivía a salto de mata. En esas andaba cuando vio a la joven Yuelán, la chica más bella del universo y quiso desposarla. Muchos pretendientes perdieron literalmente la cabeza por su torpeza.

Al final, hasta él se atrevió a someter a la princesa a una prueba. Debía saber su nombre. Aquí está la clave de la historia y gracias a ella la vida toma un nuevo rumbo para ambos.

La historia me ha encantado. Es digna de recibir el XXI Premio Ala Delta del año 2020. Desde el primer capítulo me sentí atrapado y, página tras página, seguía pegado al libro sin poder parar. Lo leí de un tirón.

Sebastián Vargas sabe embaucar a los lectores, transpórtalos a un lugar remoto donde la vida transcurre a otro ritmo distinto al actual y la vida pende de un hilo o del capricho de una jovencita; además nos hace cavilar con los tres enigmas.

Hay un personaje secundario, una joven vecina del protagonista, que fue en búsqueda del protagonista, cuidó del padre de él, ciego, y renunció a decir su nombre por amor; es una de la piezas de esta historia que muestra el verdadero valor de las cosas de este mundo.

El texto se acompaña de coloridas ilustraciones de Sebastián Vargas que reflejan la belleza de los kimonos milenarios, los paisajes mágicos y la fuerza del color en la sociedad china.

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