Entrevista a Manuel Ríos San Martín, autor de la novela ‘Donde haya tinieblas’

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Manuel Ríos San Martín
@Carlos Ruíz

Guionista veterano, novelista no novato, Manuel Ríos San Martín pone a trabajar juntos a dos policías que son como el día y la noche, el agua y el aceite: él, un boomer chapado a la antigua; ella, una milenial con ganas de cambiar el mundo. Se creen incompatibles, pero el desafío que afrontan hará de ellos el yin y el yang, dos fuerzas opuestas pero complementarias.

P. La novela empieza con la desaparición de una modelo rusa de solo 17 años que no tiene ombligo. ¿Por qué rusa? ¿Una pincelada de exotismo?

R. La verdad es que existe una modelo rusa famosa a la que le falta el ombligo, me inspiré en eso. Y el que sea rusa también tiene que ver con la trama de la novela en la que se habla de fiestas secretas con modelos de elite, mafia rusa…

P. Del “por qué sin ombligo” no sé si podemos hablar sin destripar la trama…

R. Juega de una manera simbólica en la novela. Se supone que, “históricamente” solo ha habido una mujer sin ombligo. La gente que sepa de arte de mi generación creo que deducirá a qué me refiero, pero tal vez los millennial no. También de ese contraste sobre la diferente educación va la novela.

P. Los dos protagonistas policiales son como la noche y el día… ¿Cómo seleccionaste a la pareja?

R. Precisamente por eso. Quería tocar todos los conflictos que puede haber en la sociedad entre hombres y mujeres y también entre generaciones distintas. Me gustaba la imagen de una millennial y un boomer metidos todo el día en un coche, investigando y discutiendo.

P. ¿Nos adelantas algo del inspector Martínez?

R. Es un tipo de 50 años, de mi generación, de educación algo más antigua, despistado pero listo, mordaz y tierno. Un tipo con una visión del mundo muy peculiar. Tiene una familia que le importa mucho y que está presente en la historia.

P. ¿Quién y cómo es Nuria Pieldelobo?

R. La propia novela dice que Pieldelobo es lo que un tipo de extrema derecha calificaría de feminazi y una feminista de heroína. No se achanta ante nadie. Además de eso, es inteligente, guapa y cinturón negro de Aikido. Pero vive cabreada con la vida.

P. Entiendo que necesitabas los dos puntos de vista, las dos experiencias vitales, para una investigación que se complica de página en página…

R. Sí, aunque la novela la narra Martínez en primera persona, quería que la opinión de una mujer en la investigación estuviese muy presente. Y me interesaba mucho su punto de vista sobre la educación religiosa o la interpretación de algunos pasajes bíblicos que influyen en la trama.

P. La novela nos obliga a reflexionar sobre realidades cotidianas. Por ejemplo, la influencia de las redes sociales en nuestras vidas…

R. Las redes sociales son lo peor y lo mejor, como el ser humano. Son un reflejo extremo de nuestro comportamiento. Te encuentras con casos de violencia y acoso, pero también con cuentas maravillosas que hablan de arte o naturaleza. Hay que saber elegir a quién sigues.

P. La exposición de mujeres jóvenes, adolescentes, al escrutinio público (o a cosas peores) es una constante de nuestro tiempo. ¿Tu novela es una denuncia de esa situación?

R. En parte sí, aunque tampoco me gusta generar miedo. Creo que se puede hacer un uso muy razonable de las redes y exponiéndote lo justo, sin que haya peligro. Pero es verdad que, en ocasiones, se nos puede ir de las manos. Hay algunas cuentas de actrices que son acosadas constantemente. Y siempre contra mujeres, eso da qué pensar.

Donde hay tinieblas
Donde hay tinieblas

P. Nos llevas a lugares de profunda significación religiosa. Pero todos, y cuanto más jóvenes más, hemos perdido las referencias, no sabemos leer lo que nos dicen imágenes y retablos…

R. Así es, también de eso va la novela. Hay un momento en el que Martínez le regala una Biblia a Pieldelobo porque ella no sabe ni de lo que están hablando, pero unos días después, ella le devuelve una interpretación de las escrituras que a Martínez le descoloca. Me gusta ese juego.

P. Has trabajado en productoras de televisión como productor ejecutivo, director o guionista de series de éxito. ¿Entrena la ficción audiovisual para afrontar la novela con garantías de éxito? 

R. Sin duda. Te ayuda mucho con los diálogos, la estructura y el ritmo, pero es más complejo escribir literatura. Cuando terminas un guion viene un equipo de 80 personas y lo hace realidad. Aquí estás solo frente al lector.

P. Voy a decir una barbaridad. Un serial killer de libro es el que, con cada asesinato, nos deja un “Continuará”. Un maestro del suspense, vaya.

R. Sí, pero solo durante la novela; tensión constante, capítulos cortos… Quiero decir, que Donde haya tinieblas tiene un final cerrado, acabe bien o mal para nuestros protagonistas.

P. ¿Cómo se llega desde Médico de familia, Menudo es mi padre, Más que amigos, Compañeros o Mis adorables vecinos hasta una historia tan truculenta como ésta?

R. Buena pregunta. Pero mi primera novela, Círculos, fue mucho más violenta y dramática que esta, que incluso tiene un ligero barniz de ternura y humor gracias a la perspectiva con la que ve el mundo el inspector Martínez.

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