La isla de los frailecillos
La isla de los frailecillos

La isla de los frailecillos de Michael Morpurgo. Ilustraciones de Benji Davies. Traducción de Roser Vilagrassa. Editorial Bambú, 2021. 151 x 217 mm, 120 pp.,12,90 €, + (8 años).

Por José R. Cortés Criado.

“…lo hice porque había que hacerlo. Había que salvarle la vida a esa gente. Y no hay más. La vida no consiste en ganar medallas y esas cosas.” Michael Morpurgo: La isla de los frailecillos.

Una muy buena historia las que nos muestra el escritor inglés Michael Morpugo. Narra la vida de un hombre desde que tenía cinco años hasta la madurez. El protagonista sobrevivió a un naufragio gracias a un farero, que no dudó en poner en peligro su vida para salvar a treinta personas.

El farero nunca quiso reconocimiento alguno por lo que hizo, pero todos les quedaron eternamente agradecidos, sobre todo un niño de cinco años, al que le regaló uno de los cuadros que había pintado cuando se despidieron.

Aquel hecho lo marcó y toda su vida vivió recordando la anécdota y deseando volver a aquella pequeña isla. Y lo hizo más de una vez, entre medias, conoceremos sus vicisitudes, primero en la casa de sus abuelos paternos, después en un internado, durante la guerra y vida posterior.

El libro es un canto a la bondad, a la ayuda desinteresada, al cuidado de los demás, sean personas o animales, a la felicidad por las cosas pequeñas… Sirva de ejemplo, que gracias al viejo farero y al joven protagonista, aquella pequeña isla se convirtió en un santuario de frailecillos.

El libro se lee con sumo interés. Te atrapa desde su inicio y no puedes dejar su lectura. Lo leí de un tirón, y no es para menos, ya que el hecho, muy importante, que marcó al niño para toda su vida le hizo vivir de una determinada manera y nos hace reflexionar de lo azarosa que puede ser una existencia dependiendo de un hecho que nos marque.

Un hombre bueno, puede cambiar la vida de muchas personas, aunque no todos lo sientan de la misma manera o lleguen a comprender la grandeza de un hecho desinteresado.

El texto está ilustrado con mucho mimo por Benji Davies, que nos muestra unas acuarelas muy naturalistas que representan diferentes escenas de la trama. Llaman la atención el mar, el faro, los barcos y los frailecillos.

Muy buen libro que gustará a cualquiera que abra sus páginas.

 

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