Entrevista a Sebastián Roa: “Sin alma es la anti-novela de cátaros”

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Sebastián Roa
Sebastián Roa @Manuel Orts

Vuelve el escritor Sebastián Roa (aragonés del 68, valenciano de adopción) con Sin Alma (Harper Collins) una novela (histórica y muy literaria) en la que recupera la figura de Simón de Monfort, un personaje maltratado y demonizado (con una exitosa y muy prolongada en el tiempo campaña de bulos y tergiversaciones), sin cuyo concurso, la historia aragonesa (y por extensión, la española) pudo haber sido muy distinta.

P. Sin alma. La gesta de Simón de Monfort. Ya entiendo que título y subtítulo encontrarán explicación en la lectura de la novela, pero ¿nos puede avanzar algo?

R. Un noble empobrecido, atormentado por la culpa y condenado por su propia mano, busca una redención casi imposible. Como agónico y último recurso, acude a luchar contra la herejía en uno de los episodios más novelados —e históricamente manipulados— de la Edad Media.

P. ¿En qué momento y por qué se fijó en ese personaje y ese tiempo?

R. Como aragonés interesado en la historia, es inevitable fijar la atención en la Edad Media, época en la que nace y se define Aragón. Y en medio de ese desarrollo nos topamos con Simón de Montfort. Hay quien dice que, sin su concurso, la historia aragonesa —y por ende la española— pudo haber sido muy distinta.

P. ¿Cómo ha investigado o estudiado a su protagonista?

R. Está bien documentado, incluso por cronistas que lo vieron en acción; y su actividad fue tan decisiva que llamó mucho la atención en su época, por lo que son numerosos los textos medievales que lo nombran. Pero casi ha sido más importante prescindir de toda la pseudohistoriografía que apareció en el siglo XIX en Occitania y que hoy damos por sentada.

P. ¿Por qué sigue fascinando la Cruzada albigense?

R. Precisamente por eso: por la propaganda que surgió setecientos años después, de la mano de Napoleón Peyrat y la subsiguiente oleada de románticos y nacionalistas occitanos que idealizaron a herejes, trovadores y el resto de esa mitología que poco a poco se ha creado sobre el asunto, y que ha dado lugar a infinidad de novelas de cátaros y thrillers esotéricos new-age.

Sin alma
Sin alma

P. Usted ha desligado su novela de las llamadas “novelas de cátaros”. ¿Por qué?

R. Porque casi todas —no digo todas porque es casi imposible abarcarlas, tantas son— adoptan el mismo punto de vista, y se tragan la propaganda decimonónica que demonizó a Simón de Montfort e inventó esa Occitania medieval democrática, tolerante, feminista e intelectual. No discuto la calidad literaria de esas novelas, que conste. Solo quiero distanciarme de ellas lo más posible, e incluso afirmar que Sin alma es la anti-novela de cátaros.

P. En su novela, vuelve a un escenario bélico que ya visitó, la batalla de Muret. Y no es el único escritor que la ha utilizado…

R. Muret es inevitable, representa el gran hito bélico de Simón de Montfort. Además, me encanta escribir batallas. Eso sí, no me permito que sean escenas de acción gratuitas. Todas las batallas de todas mis novelas —y hay unas cuantas— son imprescindibles para que avance la acción, o bien para que evolucione algún personaje. Normalmente para ambas cosas.

La religión tiene un papel preponderante en la novela, como lo tiene en la vida y en nuestra historia. No sé si reflexionar y escribir sobre ella le permite comprenderla mejor…

Cualquier cosa es susceptible de mayor comprensión si se la pasa por el tamiz de la reflexión. Y para algunos —para mí—, la escritura es una magnífica manera de ordenar y desarrollar los pensamientos. Siempre he sentido un especial interés por las mitologías y las religiones, y por el gran influjo que posee la divinidad sobre el ser humano. Será por eso que soy ateo, pero me encantan las cruces.

P. En una entrevista reciente, lamenta usted la falta de una crítica literaria de novela histórica digna de tal nombre. ¿A qué lo atribuye y qué consecuencias tiene?

R. Lo atribuyo a que se ha construido el género con buena materia prima, pero con herramientas y objetivos ajenos a la auténtica literatura. Esto está asumido ya por autores, lectores, editoriales y medios de comunicación. La trama, los personajes, el estilo, el tema… ¿A quién le importa eso cuando hablamos de Novela Histórica? Y en cuanto a las consecuencias, digamos que importan poco: el sistema editorial busca maximizar beneficios y las novelas históricas son muy rentables.

P. ¿Puede aspirar a ser reconocido como un buen escritor quien escribe siempre novela histórica?

R, Depende de lo que hoy en día entendamos por “buen escritor”. Estoy acostumbrado a ver cómo la gente juzga la calidad de los superventas solo por eso: porque venden muchas novelas. Así que sí: un novelista histórico estándar puede ser

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