Entrevista a María José Menéndez Arias por su segunda novela ‘Juegos Malabares’

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María José Menéndez Arias
María José Menéndez Arias

“Muchas ‘personas de orden’ tendrían la vocación de salirse del sistema o fantasean con hacerlo”

¿Es posible para un individuo, enfrentado a la necesidad de subsistencia, apartarse del sistema que hoy impera en el mundo occidental para vivir de otro modo? María José Menéndez Arias, licenciada en Derecho, ha tratado de averiguarlo en su segunda novela Juegos Malabares (Editorial Verbum, 2022). La primera, El tiempo invertido (Ediciones Alfar, 2017), resultó finalista del III Concurso de Narrativa para autores noveles “Manuel Díaz Vargas” (2015); previamente había obtenido el primer premio en el XI Certamen del Libro Infantil “Ciudad de Morón” (2003) con La isla hueca.

Juegos Malabares se presentará, con la participación de Inocencio Arias, en la Feria del Libro de Madrid el 7 de junio (Pabellón CaixaBank de Actividades – 19:00)

P. Vivir fuera del sistema es un sueño que muchos tienen y pocos realizan. ¿Es una suerte de sarampión que todos pasamos?

R. No creo que todos pasemos ese sarampión, hay muchas personas tal vez muy acomodaticias o tal vez muy sensatas que ni se plantean ese tipo de sueño.

P. Para romper con todo, ¿hay que ser un valiente o un descerebrado?

R. Quizá ambas cosas. En el libro traté de plantear si es siquiera posible romper con todo de forma individual sin convertirse en un marginado y un indigente. Sujeto a lo que opine cada lector, la conclusión de la novela ante esa cuestión es negativa. Ser parte, por ejemplo, de una congregación religiosa de clausura, o exiliarse a un entorno rural, lo convierte en aparentemente posible, pero incluso esa forma de vida funciona económicamente del modo convencional: precisa ingresos en dinero para atender los gastos, las personas necesitan poder acceder a servicios sanitarios, medicinas y otros cuidados; la autosuficiencia no existe.

P. ¿Qué lleva a su protagonista, Mario, a apearse del mundo o, al menos, de su mundo?

R. Le llevan a ello su inteligencia y su juventud. Es un universitario brillante y cultivado, sale de la burbuja provinciana en la que se crió y descubre nuevos horizontes que le hacen preguntarse por el sentido de la vida y por las cosas verdaderamente importantes. Sus padres, sin embargo, tienen otras expectativas y quieren que se forme para continuar el negocio familiar. Este tipo de enfrentamiento es una situación muy común. El libro explora las consecuencias que tiene esa ruptura cuando la intransigencia de ambas partes la convierte en duradera, y enmarca esta historia en las vivencias cotidianas de otras personas vinculadas directa o indirectamente al personaje central.

P. ¿En qué personajes literarios podemos encontrar antecedentes del comportamiento de Mario? ¿Se parece a algún joven ya escrito?

R. Cuando imaginé la trama y escribí la novela no fui consciente de ello, pero hay algunas similitudes con la historia de Miles Heller, el protagonista de Sunset Park (Paul Auster, 2010).  ¡Y quizá ambos sean tatara-tatara-nietos de Don Quijote de la Mancha!

P. La muerte de la madre obliga a Mario a replantearse algunas cosas. Dicen que la verdadera orfandad solo se siente cuando la madre desaparece…

R. Seguramente la desaparición de la madre genere esa sensación de verdadera orfandad (afortunadamente mi madre aún vive). Sin embargo, en el caso de Mario la noticia del fallecimiento de su madre es la gota que colma el vaso de unas dudas que ya venía sintiendo antes en cuanto a la sensatez y utilidad de su modo de vida; también le enfrenta al elevado precio afectivo que ha pagado por sus decisiones, cuestionándolas aún más. Mario va dejando atrás los años juveniles, y esa maduración le hace más consciente de lo que suponen las etapas de la vida. Por eso el proceso de empezar a replantearse cosas se inicia incluso antes de conocer la muerte de su madre.

María José Menéndez Arias
Juegos malabares

P. Para una “persona de orden” (permítame la expresión) como usted, ¿qué retos ha supuesto describir a alguien que quiere salirse del sistema?

R. Muchas «personas de orden», como decís, tendrían la vocación de salirse del sistema o fantasean con hacerlo.  Desde ese punto de vista Mario no es un personaje tan lejano: de hecho es una persona de extracción social media que tiene un esquema de valores muy normal en nuestro país. Me identifico bastante con él, y debería disculparme por haberle utilizado como «conejillo de indias» de un experimento que en la vida real pocos se atreverían a hacer.

P. Esta es su segunda novela. ¿En qué ha cambiado Maria José Menéndez en el tiempo transcurrido desde la primera?

R. Como Mario, yo también me he hecho un poco más mayor y he ido avanzando en las etapas de mi vida. Empecé «Juegos malabares» al poco de terminar «El tiempo invertido«: los plazos de publicación y mis limitaciones de tiempo para dedicar a la escritura han alargado la aparente separación entre ellas. Pero entre una novela y otra, aunque no lo parezca, ha habido continuidad. Diría sin embargo que, como principales diferencias, ahora estoy en un momento vital de cambio; y también que soy más consciente de lo que implica la difusión de una obra literaria (cuando publiqué El tiempo invertido era una completa ignorante en este aspecto).

P. ¿Por qué escribe, qué busca y qué encuentra en la literatura?

R. Yo empecé a escribir cuentos en cuanto aprendí a leer y escribir; durante mi infancia, en casa de mis padres había «obras literarias» por todas partes. Pero (como las «personas de orden») más adelante me centré en la trayectoria normal de quienes tienen que ganarse la vida y criar a unos hijos, lo que me dejaba poco tiempo para escribir. Me encanta leer, sobre todo novela; el hecho de, además, escribir me permite crear obras que yo leería, plasmar las reflexiones que me pasan por la mente y, a través de mis personajes, vivir múltiples vidas.

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