La belleza indómita de Baro d’evel abre la 40 edición del Festival de Otoño

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Festival de Otoño
magen de Falaise, espectáculo inaugural de la 40 edición del Festival de Otoño. / © François_Passerini

Llega uno de los momentos más esperados en la agenda escénica madrileña, llega el Festival de Otoño, que en este 2022 inaugura su edición número 40 el 10 de noviembre en los Teatros del Canal con la compañía franco-catalana Baro d’evel. Estamos sin duda ante una edición muy importante, porque se alcanzan las cuatro décadas de vida y porque supone, tras los duros años pandémicos, la recuperación de ese espíritu global de una cita que es siempre ventana abierta a las tendencias escénicas del mundo y plataforma desde la que nuestros artistas enseñan sus obras con repercusión amplificada. Empiezan tres semanas donde, como dice su director, Alberto Conejero, “asistiremos sin solución de continuidad a un crisol de poéticas, lenguas, lenguajes y procedencias. Es en la suma de lo diverso que el Festival de Otoño se hace único”.

Y nada más adecuado para ejemplificar estas palabras que el espectáculo de Baro d’evel con el que se inaugura la programación, Falaise (Acantilado) (Teatros del Canal, 10, 11 y 12 de noviembre), una ceremonia inclasificable, un sueño lúcido que el espectador recorre junto a ocho seres humanos, un caballo y varios pájaros. La columna vertebral de Baro d’evel es el circo, pero el cuerpo colectivo que disponen en escena está hecho también de artes plásticas, danza, humor y poesía visual.

Falaise es la segunda parte de un díptico en blanco y negro cuya primera parte, titulada , protagonizaban únicamente los dos fundadores de la compañía, Camille Decourtye y Blaï Mateu Trias, junto al cuervo Gus. Aquí están acompañados por otros intérpretes, entre los que están los españoles Oriol Pla y Guillermo Weickert y han contado con María Muñoz y Pep Ramis (la compañía Mal Pelo) como colaboradores en la puesta en escena. El escenógrafo Lluc Castells es, por su parte, el responsable de un espacio escénico que abre planos diversos para que los personajes puedan saltar en el tiempo y llevarse consigo al público por ese laberinto interior lleno de sorpresas. Aquí la palabra es cuerpo, la razón es arte, el tiempo se contorsiona y la vida juega como una niña cruzando un río por un tronco fino. Pero, como dice Camille Decourtye al principio de la función, todo va a ir bien.

Moon Ribas
Moon Ribas, coreógrafa y activista ciborg, presenta junto a Quim Girón Fenómeno. / ©Martí Albesa

Escena internacional

No hay mejor augurio para dar el banderazo inicial a un festival que en su primera semana muestra ya su marcado acento internacional. En colaboración con el FIT de Cádiz y el Festival Internacional de Marionetas de Oporto llega Cómo convertirse en piedra (Teatro de La Abadía, 11 y 12 de noviembre), con dirección y dramaturgia de la polifacética artista chilena Manuela Infante. Es también la primera de las obras que se enmarcan en el ciclo Orilla abierta, que trae varias propuestas desde Iberoamérica.

Manuela Infante lleva unos años investigando la manera de hacer un teatro no-humano con la idea de elevar una crítica a la mirada antropocéntrica y al modo en el que los humanos nos relacionamos entre nosotros y con otros habitantes de nuestro planeta, incluido los seres inertes, como las piedras. Llevando un paso más allá la idea aristotélica de mímesis, propone modelos de actuación y narración que imitan el apilamiento de capas aglomeradas por efecto del paso del tiempo que se encuentra al romper una piedra y observarla. La herramienta principal para llevar esto a escena es el loop. Y los personajes son una suma de ser vivo y no-vivo, duplicados, con su cadáver a cuestas.

Desde Colombia llega la veterana compañía La Maldita Vanidad con la obra El palmeral (Teatro del Barrio, 12 y 13 de noviembre), que dirige Jorge Hugo Marín a partir del texto de Albert Tola. La acción se sitúa 1000 años atrás, cuando la península ibérica se llamaba Al-Ándalus. Allí, un funcionario de una pequeña corte, el historiador y poeta Abu Hâssan, se enamora de un soldado, Tahir, y como consecuencia de esta pasión ambos son degollados públicamente en un palmeral. Primero Hâssan verá cómo matan a su amante y luego lo matarán a él. Entre una ejecución y otra discurre esta pieza, narrada, como lo definen los propios responsables del montaje, a través de un caleidoscópico ‘rashomon’ de siete voces que cuentan la historia con el fin de reconciliarse con el dolor que ha provocado, de comprender y arrojar luz.

Signo de la heterogeneidad del Festival de Otoño, llega la danza urbana desde Brasil con el aclamado coreógrafo Bruno Beltrão, que estrena New creation (Nueva creación) en el Centro de Cultura Contemporánea Condeduque (12 y 13 de noviembre). Si en Inoah, su pieza anterior, de 2017, Beltrão ya planteaba un movimiento que negociaba los conflictos indisolubles y las violentas contradicciones sociales de su país, New Creation es una obra poderosa y conmovedora que da testimonio de estos últimos cuatro años en Brasil: una sociedad en manos de la ultraderecha. Cultura hip hop mezclada con las infinitas tradiciones rítmicas del país amazónico, la obra cruza lo americano, lo europeo y lo africano con la música de Lucas Mercier, ARPX y Jonathan Uliel Saldanha.

Y tras pasar por Chile, Colombia y Brasil, el festival mira a Argentina, desde donde llegan otras dos propuestas de gran calado político en esta primera semana. En la Sala Mirador (11 y 12 de noviembre) se podrá ver Petróleo, del colectivo Piel de Lava. La obra pone en escena el día a día de un grupo de hombres que trabajan aislados en un yacimiento petrolero de la Patagonia argentina. Cuatro hombres interpretados por cuatro actrices: Elisa Carricajo, Valeria Correa, Pilar Gamboa y Laura Paredes. Cuatro hombres que trabajan penetrando la Tierra y extrayendo su oro negro. La obra no renuncia a transitar cuestiones que relacionamos con el llamado realismo social: ahí está la mirada del obrero, los conflictos de una comunidad de trabajadores frente a una industria todopoderosa. Pero al final esto es una cuestión de cuerpos y sensibilidades, las masculinas y las femeninas, las que se exacerban artificiosamente y las que se ocultan celosamente.

También de Argentina son La Columna Durruti, binomio formado por Maricel Alvarez y Emilio García Wehbi, asiduos del Festival de Otoño. En esta ocasión, con Nocturno de Ulrike o El sujeto histórico (Teatro Pradillo, 12 y 13 de noviembre), vienen acompañados del artista, activista y crítico cultural español Marcelo Expósito para abordar un díptico que tiene como eje disparador la polémica figura de Ulrike Meinhof, la periodista y miembro de la banda terrorista alemana Baader-Meinhof, cuyo cuerpo ahorcado se encontró en una celda en 1976 tras sufrir “tortura blanca”. El acercamiento a esta controvertida figura política da paso a dos preguntas: ¿Cuál es el sujeto histórico del presente? y ¿es posible hablar de sujeto histórico hoy? Teatro de acción y pensamiento para abordar un tiempo sepultado bajo el paradigma de la cultura visual.

De vuelta en Europa, en esta primera semana asistiremos a un encuentro insólito y enormemente atractivo para los amantes de la danza y el teatro contemporáneos. Jérôme Bel, el coreógrafo y bailarín francés, gran renovador de su disciplina artística, la danza, se une a la compañía belga tg STAN, concretamente con una de sus fundadoras, Jolente De Keersmaeker, para poner en solfa el concepto mismo de repertorio. En Dances for an actress (Bailes para una actriz) (Teatros del Canal, 12 y 13 de noviembre) se ha buscado usar la misma imaginación que pone en juego una actriz para dar forma a un personaje a través del texto, pero en este caso al servicio del movimiento, no de la palabra. En esta suerte de danza posdramática, se desgranan una serie de piezas icónicas tanto de la danza histórica de Kazuo Ohno o Simone Forti (más académica) como del baile (más popular) asociado a figuras como Rihanna o a la mítica Fiebre del sábado noche.

La presencia internacional en esta primera semana tiene también una propuesta para toda la familia de la mano del Collectif Kahraba, que vuelve desde Líbano tras dejar el pasado año muy buen sabor de boca con su cóctel de belleza, sencillez y poesía. Llegan a Espacio Abierto Quinta de los Molinos (12 y 13 de noviembre) con Songe d’une forêt oubliée (Sueño de un bosque olvidado), una deliciosa miniatura para ver de cerca, que combina objetos y títeres, sonido e imagen donde se sumerge a los espectadores en un sueño sin palabras. Un poema visual que actúa sobre el espectador como actúan los sueños, que nos ayudan a ubicar en nuestro cerebro la certeza de que no todo lo podemos entender desde la lógica racional. Se trata, básicamente, de dejarse llevar.

Puestos a dejarse llevar y sorprenderse, sin duda la pieza que presentan Quim Girón y Moon Ribas en la Sala Cuarta Pared (11 y 12 de noviembre) va a dejar boquiabierto a más de uno. Quim Girón es fundador de la compañía circense Animal Religion y Moon Ribas es coreógrafa y activista ciborg. Fenómeno es la unión de dos búsquedas, las de estos dos creadores, que se empeñan en ensanchar los límites del arte sea en la relación del cuerpo con lo tecnológico o en el estudio de lo incontrolable. Y lo incontrolable aquí es el hielo, elemento vivo que cambia cada segundo, quintaesencia de lo efímero, sencillo misterio de la transformación. Interactuar con el hielo es hacerlo con la propia naturaleza, cuyo comportamiento es la base sonora directamente alterada en escena a través de diversos dispositivos electrónicos.

Colaboraciones con el Museo Reina Sofía y Surge Madrid

El Museo Centro de Arte Reina Sofía participa este año en el Festival de Otoño con un programa doble que lleva por título genérico DUELO COLECTIVO Y DUELO PLANETARIO, comisariado por Isabel de Naverán, que se materializa en esta primera semana de programación. El 11 de noviembre tendrá lugar en el Auditorio 200 del Edificio Nouvel la proyección de Monument 0.6: Heterochrony (Monumento 0.6: Heterocronía), pieza de la coreógrafa húngara Eszter Salamon, que participará en un coloquio posterior al visionado junto a Germán Labrador y la propia Isabel de Naverán. La pieza forma parte de la serie Monuments (Monumentos) que la artista viene desarrollando en los últimos siete años y que ella califica como “pruebas o ejercicios de retorno, descubrimiento, celebración o especulación en torno a la Historia”.

El 12 y 13 de noviembre se podrá asistir, en la Sala 102 del Edificio Sabatini del Museo Reina Sofía, a la segunda de las propuestas de este programa: Unending love, or love dies, on repeat like it’s endless (Amor interminable, o el amor muere, en repetición como si fuera interminable), una coreografía del artista polaco-británico Alex Baczyński-Jenkins que profundiza en las relaciones entre el deseo, la danza, la fragmentación, el amor (entendido como comunalidad), el duelo y el tiempo. Baczyński-Jenkins es cofundador del colectivo Kem, con sede en Varsovia, una comunidad queer antirracista y feminista que explora la coreografía, la performance y el sonido como parte de un ambicioso plan de acción social.

Sin alejarnos de la danza, el 12 y 13 de noviembre, en riguroso estreno, se podrá ver en el Espacio Exlímite la pieza de Julia Nicolau Y todavía somos, fruto de la colaboración entre el Festival de Otoño y la Muestra de Creación Escénica Surge Madrid, que también organiza la Comunidad de Madrid. Julia Nicolau es una joven artista madrileña con raíces alicantinas que ha querido mirar en esta pieza a la vejez, un lugar donde, como ella dice, algún día estaremos todos. Y todavía somos es, explicado con sus propias palabras, “movimiento, articulación y pausa”, tres elementos que “sustentan la coreología de esta pieza y que me acercan a esta des-subjetivación, a este silencio y a este encuentro con la vejez”. Porque la pieza investiga sobre cómo el desgaste corporal que da el paso del tiempo a las personas, hace desaparecer el potencial articulatorio del cuerpo. Ella, desde su juventud, articula una danza llena de energía y sutiles matices poéticos, en un movimiento acompañado también de la sonoridad que ella misma ejecuta en directo.

Programación en municipios

Como el propio Alberto Conejero ha hecho notar, esta 40 edición del Festival de Otoño es la que mayor programación concentra en municipios en las últimas décadas, con la participación de 13 localidades de la región, en colaboración con la Red de Teatros de la Comunidad de Madrid. En esta primera semana, este esfuerzo de descentralización se concreta, primero, en Alcalá de Henares, donde se pone en escena el Retablillo de Don Cristóbal (10 de noviembre en el Centro Sociocultural Gilitos), el clásico del teatro de marionetas de Federico García Lorca, a cargo de la veterana y solvente compañía Nao d’amores, con dramaturgia y dirección de Ana Zamora.

Por su parte, el Pequeño Teatro de San Sebastián de los Reyes acogerá Bag Lady, de la Compañía Antártica (11 de noviembre), una creación de la actriz y manipuladora de títeres y objetos hispano-polaca Malgosia Szkandera, sencillo y conmovedor espectáculo que da una nueva vida a aquello que hoy representa el demoníaco material que amenaza la estabilidad del medio ambiente: el plástico. También el 11 de noviembre, en esta ocasión en el Teatro Villa de Móstoles, habrá una nueva oportunidad de ver Talaré a los hombres de sobre la faz de la tierra, la obra de María Velasco que la propia autora dirige y con la que ganó el último Premio Max a Mejor Autoría Teatral. La obra pone en relación la violencia emocional y sexual con la violencia sobre el medio ambiente.

Y si de violencia emocional hablamos, hablamos también de violencia machista, que es el trasfondo de la obra que acoge el 12 de noviembre el Teatro Auditorio Federico García Lorca de San Fernando de Henares: Un animal en mi almohada, de la compañía La Promesa, escrita y dirigida por Vanessa Espín. Ahí encontramos la historia de Eva, una mujer víctima de violencia de género que, cuando empieza a sentirse recuperada y en vías de empezar una nueva vida, se entera de que su agresor acaba de salir de la cárcel.

Finalmente, en la Casa de la Cultura de Torrelaguna está programada, el 12 de noviembre, AHAB, viaje al infierno, de la compañía Teatro Percutor, una adaptación libre, creativa y sin artificios de la novela de Melville protagonizada por la gran ballena blanca, Moby Dick. Se trata de la primera pieza de un tríptico que reflexiona, a través de lo que Sergio López, director y manipulador de los títeres y objetos de la pieza, llama teatro de cosas, sobre la necesidad del ser humano de partir, salir y moverse.osas, sobre la necesidad del ser humano de partir, salir y moverse.

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